domingo, 29 de noviembre de 2009

POEMAS JAPONESES A LA MUERTE



Escritos por monjes zen y poetas de haiku en el umbral de la muerte

Que la muerte es parte ineludible de la vida es un hecho cierto. Que dicha evidencia se enfrenta de muy diferente manera según la cultura a la que se pertenezca, también lo es. ¿Nos imaginamos a nosotros –los occidentales- escribiendo nuestro poema a la muerte? Hoy por hoy, en una comunidad donde la muerte sigue siendo un tabú, parece algo muy lejano el que este supuesto se pueda convertir en una realidad. En Japón, sin embargo, el escribir un poema a la propia muerte es una tradición secular: ...la cultura japonesa es probablemente la única del mundo en que ha arraigado y se ha extendido la costumbre de redactar, además de la última voluntad, un “poema de despedida de la vida”. [...] Muchos japoneses se preparan para morir en cuanto sienten su hora cerca. Hacen testamento para repartir sus propiedades y recuerdos personales entre sus familiares y amigos. Estas disposiciones se toman casi siempre en un ambiente de serenidad, e incluso se espera el viaje al otro mundo con cierto agrado. Los preparativos no solo demuestran una actitud realista ante los hechos, sino que aportan sosiego a los moribundos, permitiéndoles poner en orden sus asuntos espirituales y pedir perdón por sus faltas. Desdramatizar la muerte, introducirla dentro de la propia vida y sacarle el mayor partido... ¡cuánto camino nos queda aún por recorrer!

Yoel Hoffman ha dividido su obra en tres partes:

En la primera se estudia la tradición del poema a la muerte según las diferentes maneras de encararla que se han sucedido a lo largo del tiempo en la cultura japonesa. Inicialmente, los poemas a la muerte adoptaron la forma llamada tanka y fueron escritos sobre todo por monjes y sacerdotes budistas, samuráis y estudiosos de la literatura china. No fue hasta el siglo XVI cuando japoneses de todas las clases sociales comienzan a redactar sus poemas a la muerte en forma de haiku, costumbre que se generalizó en el periodo Meiji (1868-1912). ¿Cuál es la diferencia entre un tanka y un haiku? Casi todos los tankas contienen dos imágenes poéticas. La primera se inspira en la naturaleza; la segunda, que puede preceder, seguir o fundirse con la primera, es una especie de complemento meditativo de ésta. El haiku, por su parte, es una forma poética más breve que el tanka y se rige por tres principios: describe un solo estado o acontecimiento; se escribe en presente; y se refiere a imágenes que guardan relación con alguna de las cuatro estaciones.

En la segunda y en la tercera parte del libro se recogen, respectivamente, los poemas a la muerte escritos por 45 monjes budistas zen y por 325 poetas de haiku, abarcando un periodo de casi 700 años (1256-1935). La mayoría de los versos van acompañados, además, por un comentario de Hoffman en el que explica el significado de determinadas imágenes poéticas así como la circunstancia en la que falleció el autor del poema.

ANEXO I: ALGUNOS POEMAS JAPONESES A LA MUERTE
Escrito por Kaso Sodon

Una gota de agua se hiela al instante:
Mis setenta y siete años.
Todo cambia de golpe.
Mana agua del fuego.

Escrito por Sengai Gibon

Quien viene sólo sabe que viene.
Quien se va sólo conoce su final.
Para salvarse del abismo
¿Por qué sujetarse al precipicio?
Las nubes bajas
Nunca saben adónde las llevará la brisa.

Escrito por Banzan

Adiós.
Paso como todas las cosas:
rocío sobre la hierba.

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