El emperador Daigo, en el año 905, reunió 1.111 poemas cortos (tanka) con los cuales constituyó la base posterior del clasicismo japonés. Esta antología es conocida desde la antiguedad como KoKinshuu y fue su memorización una de las señales de elegancia en la corte de Kioto y seña distintiva del caballero y de la dama. “Primero debes estudiar el manejo del pincel. Luego debes aprender a tocar el Koto de siete cuerdas mejor que cualquiera. Y también deberás memorizar todos los poemas en veinte rollos del Kokinshuu” le decía un cortesano a su hija en “El libro de la almohada“.
“Al ver filtrarse
por las hojas de árboles
luz de la luna
sé que el lánguido otoño,
corazón, ha llegado.”
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