lunes, 30 de noviembre de 2009

ISSA KOBAYASHI Y SU HAIKU

Hasta mis pies
¿cuándo y cómo has llegado,
caracolillo?

Tampoco yo
he encontrado un hogar.
Tarde de otoño.

Huye el rocío.
En este mundo sucio
no hago yo nada.
De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque.

HAIKUS


EUROPIDES DIJO...
Me alarma el ver en ti
los latidos de mi corazón,
mi mirada ausente de todo,
de todo menos de ti.

De sentirme sin razón,
de sentir que de algún modo,
tu sientes eso por mi.

Amor que lo envuelve todo,
amor que codo con codo
tú y yo hemos de vivir.

Európides

No sé si te referías a una poesía corta o algo así, la he escrito sobre la marcha, pero una vez leída, al menos a mi me ha gustado :)

Tanto es así que me la copio y me la llevo a mi blog de poesías jejeje


...

Solo el viento
ve el sufrir
en el ocaso
de las hojas
y las llora.


Bueno, es lo que me salió, ja ja. Saludos. MarMag..


Haiku
Amor plástico.

Te vi, y amé
Tus matices del alba
Rojos y malva.



¿Quién dijo muere?
quienes me vieron llorar
sin detenerse.

¿Cuál es mi sueño?
despertar sin saber que
he despertado.

¿Para qué río?
hoy quiero contagiarte
mis ganas de vivir.

jeje nunca había escrito haikus...espero que les gusten.




Siento hoy calor
la brisa no me calma
¿Serán tus besos?

Linda propuesta. Saludos



no sé si están bien escritos
pero traté de conservar el 5-7-5.
tú dirás.
te dejo cuatro hikus atemporales.

****************

poder soñarte
es bendecir mi vida
amarte vivir

**************

por amarte yo
me atreví a soñar
en tiempo real

*************

suena mi amor
como agua de río
en tu corazón

++++++++++++

me estremece
la poesía viva
de mi poeta

+++++++++++++


Seda.
la hoja, liviana,
juega con el viento...

nace la mañana

el calor, la tensión,
la ira, el enemigo...

estalla la tarde

...respiro, con la brisa,
cierro los ojos,
siento mis latidos,
busco entender…

¡reconciliación!

(la noche me acoge)
23 de junio de 2009 20:46


un abrazo

Te sueño en mis sueños,
en ellos te espero,
te espero en ellos.

Te busco en mis sueños,
en mis sueños te hablo,
en mis sueños te pienso,
en mis sueños me pierdo.

Te hablo en mis sueños,
y me haces creer que estás ocupado.

Espero que despiertes para decirte;
¡te amo¡
Te sueño en mis sueños
y en ellos me duermo.
24 de junio de 2009 4:42

En otoño..lloro,
por ser una hoja,
ya marchita.

Marchita estoy
por ser sólo una flor.

Una flor,
pequeña flor,
sólo una flor,
nada más ...
y todo eso soy.

LLoro en otoño,
en otoño lloro,
por ser lo que
ya no soy,
una flor
que murío hoy.


Te dejo el haiku de una principiante:
"Sangra mi lengua
entre dardos calientes
de ira y miedo"

.

Venus en el horizonte
brillando.
Un corazón ausente.
Lejano.
Pobre corazón.
Ríe corazón.

xxxxxxxxxxx

Un beso
La luna.
La distancia.
Nos miramos.
Tu y yo.

xxxxxxxxxx

No amanece sin fe
aunque el sol alumbre.

xxxxxxxxxxxxxxxx

Voy a llorar otra vez
sobre la
almohada
lo que no puedo
llorar...

xxxxxxxx

No lloro, no tengo lágrimas,
no grito, no tengo voz,
no siento, pues no tengo corazón
sólo ando en las penumbras,
ilumina mi cara una media sonrisa
26 de junio de 2009 5:56
..

Su saliva,
fresca, húmeda, pegajosa,
se posa en mi isla,
y la hace libre.



--------------------


Así como viento enamorado,
cabalgas mi sabana,
inundada de ti.


-----------------------



Miro su gorrión,
y se alborota, el otoño
de mis mariposas amarillas.


----------------------------


Huelo tu olor
a gloria,
y saboreo mis ganas.


-----------------------



Empapelé mi verano
con su lengua,
y lo secó.




----------------------------



OLOR a tierra mojada,
así eres tu,
fresco y eterno.


---------------------



Profundo infinito,
se desdibuja en mi,
al oler tu partida.


------------------------



Te inventé,
cual oruga a su mariposa,
y te fuístes.




------------------------------



Tu vapor,
salvador de mi otoño,
amanecido.
--------------------------



Mi espíritu,
recorre el infinito de sus acantilados,
y se hunde en el.



-----------------------------------------



Siempre fresco, limpio, puro, poderoso,
casi verdad,
y solo existe en mi memoria,
su aliento.


MARY FLOR RONDON




-----------------
28 de junio de 2009 21:36
quepuedohacer dijo...

Mucho he pensado en tí
falta que me hace sentir
una pequeña brisa
que me haga sonreir

Recuerdos inolvidables
de mi juventud
estan siempre presentes
en mi diario soñar

Gracias por el regalo
nunca te lo lleves
qué maravilla
para aquellos que lo sentimos

Miles de sueños
en el corazón
dichosos los que lo llevamos
todo en nuestra imaginación
...

solo río
para la vida fluir

:D

un saludo a todos los lectores del blog y al admin claro está
19 de julio de 2009 11:25
Al Marqz dijo...

Su corazón calló
en cambio sus poemas cantan.

·······················

BENEDECTTI Y EL HAIKU

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Mario Benedetti
(Uruguay, 1920-2009)

Rincón de haikus
Mario Benedetti, Rincón de haikus, Madrid: Visor, 1999; México: Alfaguara, 1999

Nota previa

Hace tiempo que soy lector de haikus, pero confieso que el primero que me sedujo como forma poética se lo debo a Julio Cortázar, cuyo título postumo, Salvo el crepúsculo, fue tomado de un notable haiku de Matsuo Bashoo (1644-1694): "Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo". Años después me enteré de que la traducción pertenecía a Octavio Paz (en colaboración con Eikichi Hayashiya).

El origen del haiku, con su severa pauta silábica, 5-7-5, se remonta al siglo XVI. Ciertos eruditos lo vinculan formalmente al katauta, un breve poema que oscilaba entre la pauta 5-7-5 y la 5-7-7; otros lo derivan del haikai, que se creaba en grupo y podía tener hasta cien versos. Paulatinamente se fue asentando la forma de 17 filabas, en la rígida combinación 5-7-5, que es sin duda la que produce un efecto poético más impactante. No obstante, hubo al parecer otras formas precursoras del haiku: chooka, tanka, sedooka, y especialmente el renga, canción encadenada, fruto de varios poetas, que vino a introducir un elemento festivo en la literatura japonesa. En todas estas formas aparecen los versos de 5 y de 7 sílabas en distintas concatenaciones, y también se va afirmando el concepto de estación. Vale la pena aclarar que la rima casi no se usa en este envase lírico tan peculiar; en cambio se ha empleado bastante en las traducciones.

Para esta revisión histórica, recomiendo especialmente el excelente y documentado estudio de Fernando Rodríguez-Izquierdo, El haiku japonés / Historia y traducción, 2a ed. Hiperión, Madrid, 1994 (es autor de diez o doce libros más sobre tema tan especializado) y, para no salir del aporte en castellano, diversos estudios y traducciones de Ricardo de la Fuente y Yutaka Kawamoto (Haijin. Antología del jaiku, Hiperión, Madrid, 1992), y Antonio Cabezas (Jaikus inmortales, Hiperión, Madrid, 3a ed. 1997), así como cuidadas traducciones, casi siempre en edición bilingüe, de autores de haikus como Matsuo Bashoo, Yosa Buson, Issa Kobayashi y Masaoka Shiki.

En América Latina, el estudio más serio y bien informado pertenece a la puertorriqueña Gloria Ceide-Echevarría: El haikai en la lírica mexicana, Ediciones de Andrea, México, 1967, basado en la tesis doctoral del mismo título, presentada en la Universidad de Illinois en 1965.

El gran maestro y creador de haikus es, sin lugar a dudas, Matsuo Bashoo, a quien Octavio Paz (en colaboración con Eikichi Hayashiya), dedicó su excelente estudio: Matsuo Bashoo, "Sendas de Oku", Barral Editores, Barcelona, 1970. No obstante, como bien señala Fernando Rodríguez-Izquierdo (ob.cit.,pág.65), "Bashoo no representa un corte radical con el pasado literario. Su formación estética e intelectual era muy profunda, y gracias a ella había asimilado el espíritu de la cultura del Japón. En haiku, él mismo se reconoce deudor de la escuela Dantin. Bashoo viene a reanimar el haiku, pero sin prescindir de tendencias que ya estaban insertas en su proceso de evolución".

Después de Bashoo, viene una larga nómina de autores de haikus: Onitsura (1660-1738), incluso una mujer, Chiyo (1701-1775), Taniguchi Buson (1716-1783), Issa Kobayashi (1762-1826). Ya en el siglo XIX aparece Masaoka Shiki, que después de tantos poetas religiosos, incorpora su presencia de agnóstico (ver: Masaoka Shiki, Cien haikus, traducción y presentación de Justino Rodríguez, edición bilingüe, Hiperión, Madrid, 1996).

Más cercano a Buson que a Bashoo y aunque sólo vive 35 años, Shiki es uno de los más notables autores de haikus. Ya en el siglo XX, una nueva tendencia, "Shinkeikoo", hace que los nuevos poetas japoneses se aparten del haiku clásico y su rigor tradicional.

Desde inicios del siglo XX, el haiku empezó a extender su influencia en poetas de Occidente, en especial el francés Paul Louis Couchoud y el inglés B. H. Chamberlain, así como algunos españoles. Pero sólo influencias. No era frecuente hallar en la lírica occidental (particularmente la parnasiana y la impresionista) la fiel transcripción de la célebre pauta 5-7-5. Ni siquiera en traducciones. En España, y tal como destaca Ricardo de la Fuente, aparecen rastros (sólo rastros) del haiku en los Machado, Juan Ramón Jiménez, Guillen, García Lorca y en particular Juan José Domenchina, autor de un haiku tan clásico como: "Pájaro muerto / ¡Qué agonía de plumas / en el silencio!"
En América Latina, el poeta más cercano al haiku fue indudablemente José Juan Tablada. No obstante, y como señala Ceide-Echevarría, "no intenta conservar las 17 sílabas del haikai [o haiku] japonés; en sólo tres de los poemas de Un día... se ciñe a las 17 sílabas tradicionales, aunque no a la distribución clásica de tres versos de 5, 7 y 5 sílabas". Por otra parte, Tablada apela casi siempre a la rima, un recurso normalmente descartado por los poetas japoneses.

De todas maneras, la introducción del haikai efectuada por Tablada en la poesía mexicana, tuvo influencia en muchos otros poetas de ese país. Cabe mencionar a Rafael Lozano y otros postmodernistas; a José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Elias Nandino y otros "contemporáneos". También, y fundamentalmente, a Octavio Paz, y, en capas más recientes, Juan Porras Sánchez y Carlos Gaytán. Cabe destacar que la influencia del haiku en casi todos estos nombres fue más bien indirecta. Curiosamente, un sevillano, José María González de Mendoza, considerado mexicano porque vivió largamente en México, gran admirador de Tablada, es uno de los pocos que fue fiel a la clásica estructura del 5-7-5, como en este haiku: "El rojo acento / de tus labios me llama / donde me quemo", o en este otro: "Mi vida es muda / ni novia ni amistades... / ¡Ah sí! La luna".

Personalmente, no he estado en Japón ni conozco su lengua. Tampoco soy un experto en la historia y el desarrollo del haiku. Sí tengo bien leídos y disfrutados, en buenas traducciones, numerosos haikus en la pauta clásica, que es la que siempre me ha cautivado. Está de más decir que, por el mero hecho de presentar en este volumen, más de doscientos haikus de mi propia cosecha, no me considero un "haijin" (así se denomina en japonés al que escribe haikus) rioplatense.

Simplemente, el haiku clásico, como forma lírica, se me figuró siempre un desafío, tanto por su estructura fija como por su brevedad obligada, que lo hace aún más ceñido que, por ejemplo, el soneto, que en la poética española es tal vez la estructura clásica más rígida. Con sólo 17 sílabas y con una distribución invariable (5-7-5), el haiku es en sí mismo una unidad, un poema mínimo y no obstante completo. De ahí su visión instantánea, su condición de chispazo, a veces su toque de humor o de ironía. Bashoo dejó para la posteridad esta curiosa definición: "Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento".

También forma parte del desafío el hecho de que si bien el haiku ha encontrado en América Latina buenos y hasta excelentes traductores, en cambio ha tenido escasos cultores originales. Salvo el ya mencionado Tablada, los otros que se atrevieron con esa pauta lo hicieron muy tímida y esporádicamente. Y aun esos intentos ocurrieron casi exclusivamente en México y cercanías. El mismo Tablada, casi nunca se cinó a la pauta clásica, aunque debe reconocerse que sus mejores logros los obtuvo cuando no se evadió del 5-7-5, verbigracia: "Trozos de barro, / por la senda en penumbra / saltan los sapos". En Perú, está el caso singular de Arturo Corcuera, que en sus varias veces editado Noé delirante, sin incorporar ningún haiku propiamente dicho, revela una influencia muy bien asimilada, que le conduce a un libro original y chispeante.

En el Río de la Plata, y en general en América del Sur, el haiku ha sido casi ignorado como lectura (no olvidar al argentino Kazuya Sakai, que sin embargo fue en México donde publicó su libro Japón: hacia una nueva literatura, El Colegio de México, 1968) y por supuesto como género a cultivar. Una singular excepción es nada menos que Jorge Luis Borges, que fue un buen conocedor de la poesía japonesa. En 1972 ya había incorporado seis tankas en El oro de los tigres, pero es en La cifra (1981), libro dedicado a María Kodama, donde incluye 17 haikus originales, no traducciones (curiosamente la cifra 17 se corresponde con el número obligatorio de sílabas del haiku clásico), todos con la estructura fija heredada de Bashoo (5-7-5). Hay que senalar que en esos poemas mínimos de última hora hay algunos de notable calidad. A diferencia de Tablada, Borges, cuando elige el haiku, no se aparta ni una sola vez de la norma clásica.

En mi caso particular, es obvio que no me he puesto a imitar a poetas japoneses, ni siquiera a incorporar sus imágenes y temas preferidos. Apenas he tenido la osadía de introducirme en esa pauta lírica, pero no apelando a tópicos japoneses sino a mis propios vaivenes, inquietudes, paisajes y sentimientos, que después de todo no difieren demasiado de mis restantes obras de poesía.

Encerrar en 17 sílabas (y además, con escisiones predeterminadas), una sensación, una duda, una opinión, un sentimiento, un paisaje, y hasta una breve anécdota, empezó siendo un juego. Pero de a poco uno va captando las nuevas posibilidades de la vieja estructura. Así la dificultad formal pasa a ser un aliciente y la brevedad una provocativa forma de síntesis.

Ahora, con el perdón de Bashoo, Buson, Issa y Shiki, ya considero al haiku como un envase propio, aunque mi contenido sea inocultablemente latinoamericano. Y ya que en mi caso no se trata de traducciones, que a menudo exigen matices y variaciones formales que no figuran en la pauta tradicional, he querido que mis haikus no se desvíen en ningún caso del 5-7-5. Esta fidelidad estructural es, después de todo, lo único verdaderamente japonés de este modesto trabajo latinoamericano.

M.B.
Puerto Pollença, Mallorca-Madrid, 1999.



No sigas las huellas de los abtiguos
busca lo que ellos buscaron.

Matsuo Bashoo



1
si en el crepúsculo
el sol era memoria
ya no me acuerdo

2
la muerte invade
de vez en cuando el sueño
y hace sus cálculos

3
los pies de lluvia
nos devuelven el frío
de la desdicha

4
por si las moscas
hay profetas que callan
su profecía

5
inverno inverno
el inverno me gusta
si hace calor

6
los premios póstumos
se otorgan con desgana
y algo de lástima

7
y al laureado
no se le mueve un pelo
allá en su nicho

8
las religiones
no salvan / son apenas
un contratiempo

9
pasan misiles
ahítos de barbarie
globalizados

10
después de todo
la muerte es sólo un síntoma
de que hubo vida

11
las hojas secas
son como el testamento
de los castaños

12
lo peor del eco
es que dice las mismas
barbaridades

13
a nuestra muerte
no conviene olvidarla
ni recordarla

14
los sentimentos
son inocentes como
las armas blancas

15
la mariposa
recordadá por siempre
que fue gusano

16
hay pocas cosas
tan ensordecedoras
como el silencio

17
son manos locas
de pianista o de herrero
las que nos hablan

18
los hombres odian
presumen sueñan pero
las aves vuelan

19
los dos ladrones
miraron a jesús
y se miraron

20
cada suicida
sabe dónde le aprieta
la incertidumbre

21
óyeme oye
muchacha transeúnte
bésame el alma

22
no hay alergía
más alegre que el prólog
de la alegría

23
la vida es breve
lo afirmaron a una
falla y onetti

24
si no se esfuman
hay que tener cuidado
con los fantasmas

25
me gustaría
mirar todo de lejos
pero contigo

26
no sé tu nombre
sólo sé la mirada
con que lo dices

27
después de todo
la maniquí no sabe
que es libertina

28
cada trasplante
incorpora los flecos
del dueño antiguo

29
almas en plena
almas que lleva el diablo
todas son almas

30
cada comarca
tiene los fanatismos
que se merece

31
los que caminan
sobre ríos de vino
a veces flotan

32
puedro morirme
mas no acepto que muera
la humanidad

33
si hubiera dios
nadie le rezaría
por no aburrirle

34
vuando la pena
proviene del candor
puede ser dulce

35
dame cobijo
con toda la ternuna
que te he prestado

36
cuando te ríes
mis ojos te acompañan
con lagrimones

37
durante el sueño
los amantes son fieles
como animales

38
en cada historia
el perdón y la inquina
son estaciones

39
viejo curtido
ya no quiero pasar
por otro espanto

40
en plena noche
si mis manos te llaman
tus pechos vienen

41
el exiliado
se fue adaptando al tedio
de la nostalgia

42
la golondrina
du vuelta a su pasado
no encuentra el nido

43
la caracola
me deja en el oído
viejos pregones

44
no quiero verte
por el resto del año
o sea hasta el martes

45
diez de septiembre
no recuerdo otros vientos
tan desbocados

46
pasan la nubes
y el cielo queda limpio
de toda culpa

47
el río avanza
con los cisnes estáticos
y vanidosos

48
no sé mentir
nunca he mentido salvo
cuando he sabido

49
desde la biblia
el cielo y el desnudo
pecaron juntos

50
quiero vivir
hasta el último instante
de la tiniebla

51
las plantas oyen
si una las lisonjea
se hinchan de verde

52
si me mareo
puede que esté borracho
de tu mirada

53
las soledades
está demás decirlo
siempre andan solas

54
el cocodrilo
y el sauce llorón lloran
de puro vicio

55
cuando diluvia
pienso que está cayendo
el mar de arriba

56
al amor siemple
la paz de los burdeles
no le hace daño

57
drama cromático
el verde es un color
que no madura

58
las añoranzas
son menos añoranzas
cerca del río

59
cuando mis ojos
si cierran y se abren
todo ha cambiado

60
qiuén lo diría
los débiles de veras
nunca se rinden

61
me siento viejo
pero el zorzal es joven
y me provoca

62
oscuro unánime /
sólo queda un farol
que pide auxilio

63
cuando anochece
se estremecen los pinos
y no es de frío

64
no me seduce
el burdel del poder /
prefiero el otro

65
pasa que al trébol
si tiene cuatro hojas
no hay quien lo aguante

66
en todo idilio
una boca hay que besa
y otra es besada

67
los apagones
permiten que uno trate
consigo mismo

68
cómo disfrutan
en un bando y en orto
los asesinos

69
en la laguna
el agua es un espejo
sin exigencias

70
mientras revivo
acuden primaveras
a mi memoria

71
mas si agonizo
los inviernos se instalan
como sabuesos

72
los grillos rezan
pero son oraciones
iconoclastas

73
en cofre nuevo
guardé los sentimientos /
perdí la llave

74
los epitafios
vienen a ser la gracia
del cementerio

75
me gustan cristo /
santo tomás de aquino /
la sulamita

76
por este puente
transcurren ilusiones
y contrabandos

77
llueve sin ruido
pero bajo el paraguas
funciona el beso

78
con la alborada
renacen los mejores
remordimientos

79
la novia piensa
en sábanas en tules
y en otro estreno

80
fiebre de oro
y en las calles y campos
barro y mendigos

81
conforme truena
los osídos del bosque
secubren de hojas

82
van las muchachas
cada paso más lindas
y yo más viejo

83
con la piedad
a veces se organizan
lindas colectas

84
quisiera verte
en vigilia o en sueños
o dondequiera

85
solo más solo
qué hojarasca de solos
prójimos léjimos

86
con tres rencores
hay quien amasa odios
por todo el resto

87
ya no hay secretos
por tus ojos espío
nuevas conjuras

88
sólo un milagro
puede hacer de un velorio
dos carnavales

89
me gustaría
que el año comenzara
todos los sábados

90
la mujer publíca
me inspira más respecto
que el hombre público

91
no te acobardes
son grises del crepúsculo
sombras de asombro

92
las grandes urbes
no saben lo que saben
ni lo que ignoran

93
la vía láctea
tan sólo nos protege
cuando no hay nubes

94
cuando uno viaja
también viaja con uno
el universo

95
sólo el murciélago
se entiende con el mundo
pero al revés

96
si el corazón
se aburre de querer
para qué sirve

97
ola por ola
el mar lo sabe todo
pero se olvida

98
amor en vilo
la sospecha entreabre
su celosía

99
cómo reirían
los puntos cardinales
si fueran cinco

100
en la razón
sólo entrarán las dudas
que tengan llave

101
no es grave pero
el insomnio en la siesta
no tiene cura

102
si cae un rayo
los valientes se abrazan
a los cobardes

103
sólo jactancia
mi maleta es enorme
y está vacía

104
cuando te vayas
no olvides de llevarte
tus menosprecios

105
parece cuento
al barco lo defienden
los tiburones

106
te espreo en tierra
me dijo la azafata
pero no vino

107
una campana
tan sólo una campana
se opone al viento

108
allí en tu alma
allí en tu corazón
allí no hay nadie

109
se despidiero
y en el adios ya estaba
la bienvenida

110
ya todo es rojo
geranios rosas vino
banderas sangre

111
aquí seguimos
los niños y los viejos
irresponsables

112
tantos amigos
entre un invierno y otro
nos van dejando

113
bueno sería
que las mafias se fueran
a otro planeta

114
las piernas de ella
nos dejaban sin habla
y arrugaditos

115
cuando me entierren
por favor no se olviden
de mi bolígrafo

116
patries de náilon
no me gustan los himnos
ni las banderas

117
cuando prometen
los políticos ríen
con los suplentes

118
palabras que arden
palabras que se apagan
palabrerío

119
cuando lloramos
las alegres toxinas
nos abandonan

120
yacente y hurras
los legatarios bailan
después del réquiem

121
cuando no estemos
la gracia de la duda
se habrá perdido

122
nos van dejando
sin árboles sin ubres
sin fe sin ríos

123
hijo sé atento
préstale una toalla
al pez mojado

124
dedicatoria /
a alle sin descuentos
ella desnuda

125
como aventura
sólo queda arrimarnos
al horizonte

126
tiembla el rocío
y las hojas moradas
y un colibrí

127
no más matracas
no más celebraciones
ya vino el llanto

128
cuando era niño
las canciones de cuna
me desvelaban

129
templo vacío
los viejos santos juegan
un solitario

130
me gustaría
ser noble y elegante
como un pingüino

131
pasan las horas
y ya nos queda un poco
menos de vida

132
botella al mar
esa que esparan todos
y está vacía

133
somos tristeza
por eso la alegría
es una hazaña

134
con sueño turbios
se arma y se desarma
la pesadilla

135
al sur al sur
está quieta esperendo
monteviedo

136
siempre se vuelve
con los viejos amores
o con los nuevos

137
canción protesta
después de los sesenta
canción de próstata

138
viuso de cine
margaret greta ingrid
se me murieron

139
un exiliado
lo será de por vida
y de por muerte

140
suena una flauta
en la noche despierta
y yo en mi nube

141
cuando se empaña
el vidrio arma el paisaje
que a mí me gusta

142
el bosque crea
nidos juncos en fin
vocabulario

143
el preso sueña
algo que siempre tiene
forma de llave

144
en cada infancia
hay una canción tonta
que allí se queda

145
todo arrabal
tiene lujos de pobre
miserias ricas

146
cómo cavilo
siempre que el cirujano
me abre la panza

147
no sé si vengo
tampoco sé si voy
ando al garete

148
el árbor sabe
de quién es cada paso
de quién el hacha

149
sé que el abismo
tiene su seducción
yo ni me acerco

150
si voy remando
siento que el río ríe
a carcajadas

151
con la tristeza
se puede llegar lejos
si uno va solo

152
eran los brazos
de la venus de milo
los que aplaudían

153
le costó pero
por fin halló el camino
del camposanto

154
hay sinvergüenzas
que agravian hieren matan /
tienen estatuas

155
la rabia dulce
no sirve / sólo vale
la rabia amarga

156
nada hay más mágico
que la ruta del semen
por el que somos

157
qué terremoto
cruje el remordiminento
crujen las piedras

158
como es notorio
jesús no era cristiano
pero sufría

159
si me enternezco
dejaré de ser justo
pero qué importa

160
el mar de todos
no es como mi mar
él me conoce

161
desde el espejo
mis ojos no me miran
miran al tiempo

162
el sobre dios
tan solo tan sin nadie
y tan sin virgenes

163
con la verdad
no se juega / se juega
con la mentira

164
reveló el papa
que no hay cielo ni inferno
vaya noticia

165
van al unísono
la vejez los achaques
la teleraña

166
en foto sepia
estabas vos y el tiempo
se fue contigo

167
de la escritura
sólo el apocalipsis
nos acompaña

168
el purgatorio
tiene sala de espera
y un bar y aseos

169
testigo lóbrego
en el lugar del crimen
quedó la rata

170
en los harapos
suele haber más historia
que en la etiqueta

171
setenta y nueve
años / setenta y nueve
años / y qué

172
la poesía
dice honduras que a veces
la prosa calla

173
cuando reuní
mis insomnios completos
quedé dormido

174
no más rodeos
prefiere que la besen
a quemarropa

175
para embriagarse
no hay nada como un cuerpo
de esta cosecha

176
dice el corrupto
que no que no que sí
y allí se queda

177
aquel vigía
se equivocaba a veces
porque era ciego

178
soló los náufragos
valoran con justica
la natación

179
el zángano es
el seguro de vida
de la colmena

180
el viejo sócrates
fue obligado a beber
cicuta cola

181
cuando seducen
las mujeres se vuelven
una guitarra

182
resucitar
es tan difícil como
morir con ganas

183
del cine mudo
lo bueno era el pianista
beso y acordes

184
los bombardeos
remedian para siempre
la sed y el hambre

185
narciso el nene
pidió a los reyes magos
un espejito

186
cada mujer
puede ser dos mujeres
déjenme una

187
si me torturan
no diré nada nunca
dijo el cadáver

188
sé de un ateo
que en las noches rezaba
pero en francés

189
en lontananza
se ven lenguas de fuego /
aquí hay rocío

190
el amor núbil
puede nacer a veces
de un parpadeo

191
qué buen insomnio
si me desvelo sobre
tu cuerpo único

192
vuelve señora /
tras la aduana del beso
vendrá el tuteo

193
en el amor
es virtuoso ser fiel
mas no fanático

194
los parlamentos
tienen cuatro mujeres
por feminismo

195
qué astuto el mar /
si antes hubo sirenas
quedan las colas

196
lo que se aprende
en la cama de los
no tiene precio

197
en el dos min
tendremos seis misiles
por cada cuervo

198
qué linda época
aquella en que decíamos
revolución

199
hace unos años
me asustaba el otoño
ya soy invierno

200
no eras nadie
hoy sos el personaje
de tu velorio

201
ciántos semáforos
para encontrar la senda
del viejo escrúpulo

202
me compré un tango
en le kiosco de adioses
del aeropuerto

203
se venció el plazo
la conciencia te aguarda
con tres querellas

204
una mirada
puede tener la fuerza
de un esperpento

205
follar coger
fornicar aparearse
cuántos sinónimos

206
la madrugada
pasa tan lentamante
que me apacigua

207
la calle asciende
por la ventana abierta /
yo la saludo

208
tras el desfile
qué solitaria viene
la muchedumbre

209
bloqueo / alzheimer /
hiroshima / otan / sida /
no fue un buen siglo

210
¿zurdos o diestros?
no sabe no contesta
pero estornuda

211
¿romperse el alma?
ojo / para las almas
no hay accesorios

212
a este desierto
le hacen felta un oasis
y diez camellos

213
un pesimista
es sólo un optimista
bien informado

214
los pistoleros
no se arrepiente / piden
mejores cómplices

215
tu ciudad sigue
con sol y sin jactancia
siempre esperándote

216
estas tristezas
me las trajo el crepúsculo
y no se fueron

217
nada conforta
como una teta tibia
o mejor dos

218
el que se queda
dormido entre laureles
sueña entre abrojos

219
llego alelado
a este final de siglo
qué encontraremos

220
los que te fían
se vuelven los gestores
de tu calvario

221
tenés tu táctica /
ácido en la respuesta
dulce en el ruego

222
el girasol
no conoce de eclipses
siempre te alumbra

223
el miedo es ágil
el coraje es pesado
como una roca

224
y aquí termino
sin hacer sombra a nadie
ni descuidarme

-----------------------------------------------------
pasan las nubes
y el cielo queda limpio
de toda culpa

No me resigno
Me visitas en suenos
Ya estás muerto.

Ya no existes
En suenos me besaste
Estamos vivos.

Dame tu mano
Ayúdame a vivir
Por un momento.

Hoy me rechazas
Me cubro de defensas
No me conoces.

POESIA POESIA

Sobre los libros
Se va posando el polvo
Sobre los dedos
Humea el té…
cierra el libro
que estaba leyendo.
Nunca se cae
La hoja de mi árbol
Hasta otoño.

LA NUEVA AURORA DE UN HAIKU


LA NUEVA AURORA
SOLO HARA DE MI VERSO
PALABRA VIVA

domingo, 29 de noviembre de 2009

haiku

Tarde invernal.
El campo no es tan grande
para el viento.


Puestos en fila,
los árboles parecen
bajar la sierra.


¡Festín sorpresa!
Dos pájaros revisan
pasto cortado.


Tres mariposas
volando entre las ramas.
Una se aleja.


¡Cúantos pájaros
habitando el árbol!
Hubo un ruido.


Día de lluvia.
El verde del árbol
no es el mismo.


Paró la lluvia;
el sendero empapado
hasta la casa.


Llamas de velas:
del viento de afuera
¡qué poco saben!


Noche de frío;
el agua en el fuego
aún no hierve.


¡Qué satisfacción!
Un leño de los grandes
empieza a arder.


Noche de julio.
El molino se queja

HAiku


Por la mañana
claros entre las nubes
y algunos charcos.

HAIKU


Desde el tranvía,
de colores las casas
y gris el cielo.

haiku


Tras la tormenta
y entre nubes la luna
que ayer fue nueva

haikus



Ya me ha vuelto a pasar. Un año (¡un año!) . La última entrada hablaba sobre la luna de Valencia, que ahora me resulta tan lejana.

Desde hace un año vivo en Cajamarca, en Peru. Aquí la luna es la misma que en Valencia pero también distinta. Ciertas noches ilumina las calles mojadas por la lluvia, y entre brumas ve cómo se forma la niebla de la mañana siguiente.

Sólo la luna
y los borrachos vieron
llegar la niebla.




El crisantemo (Genji monogatari) y la espada (Heike monogatari)











El yin y el yang de las letras japonesas

El crisantemo (Genji monogatari) y la espada (Heike monogatari), las dos obras cumbre de la literatura nipona, aparecen completas en español. La primera, que se publica en dos versiones distintas, es un relato femenino considerado el Quijote de Japón. La segunda es una historia masculina que narra el final de una estirpe de guerreros.



Este otoño es afortunado para los amantes de la literatura japonesa, que podrán admirar en castellano algunos de sus monumentos más excelsos. Con un mes de intervalo se han publicado los dos mejores monogatari, el Genji monogatari traducido por Destino como La novela de Genji, y, casi simultáneamente, por Atalanta como La historia de Genji, y el Heike monogatari, inédito hasta ahora en español y que publica Gredos. Para los próximos días, Hiperión anuncia la aparición del Kokinshuu, la primera antología lírica imperial y canon de la posterior poesía japonesa. Tal vez se trate de las tres obras más gloriosas de la literatura clásica de Japón y, probablemente, de las tres que mayor huella han dejado en el alma de los japoneses. En fin, “un otoño extrañamente feliz”, como decía Basho.

Las dos primeras obras son el crisantemo y la espada. Femenina y delicada una; sobria y brillante la otra: el yin y el yang de las letras japonesas. Tienen en común, sin embargo, aparte de su tremenda influencia, su pertenencia al mismo género, el de los monogatari. La palabra monogatari, se compone de un verbo, kataru que es “contar” y de un objeto, mono, que es “cosa(s)”, lo cual da fe de su origen de transmisión oral. Monogatari es la venerable reliquia de aquella época mágica cuando la literatura japonesa era ágrafa y confiaba para su transmisión en la memoria prodigiosa y la vocalidad de los kataribe, probablemente mujeres, depositarias de una rica tradición oral. A la luz de ese contexto, cobra sentido que La novela de Genji, con rasgos de literatura de gineceo, dé la impresión de obra susurrada a los oídos de las damas de los cerrados círculos de la corte de Heian (moderna Kioto); o que el Heike monogatari se haya transmitido mediante el arte de la recitación musical (heikyoku). Efectivamente, el género de los monogatari o relatos en prosa aparece en el momento crucial (siglos VIII y IX) en que la tradición oral de la literatura japonesa cede terreno a la escrita y evoluciona para posteriormente implicar, más que el acto de comunicación oral, una literatura de ficción. Así se ejemplifica en El cuento del cortador de bambú (Cátedra), el “más antiguo” ejemplar del género, como se le saluda en el capítulo 17 de La novela de Genji. Con la evolución vino la diversificación. Así, hay uta monogatari o relatos para glosar poemas como el Ise monogatari, felizmente traducido por Antonio Cabezas como Cantares de Ise (Hiperión); tsukuri monogatari o cuentos de pura ficción (en donde se encuadra La novela de Genji); rekishi monogatari, históricos; gunki monogatari o relatos de hechos de armas (aquí se inscribe el Heike monogatari); y algún subgénero más.



Oralidad femenina

La novela de Genji es el relato ficticio de los amores del príncipe Genji, un Don Juan lleno de tiernas delicadezas, una obra de fina introspección y sutil erotismo, una idealización del mundo refinado de la corte japonesa del siglo X, aunque la obra es escrita a principios del XI. Es interesante destacar el contexto literario y social de esta época cuando las mujeres de la corte, a quienes se les negaba la formación académica, es decir, estudios en lengua china, hallaban refugio tanto en la escritura silábica (llamada onnade o “mano de mujer” y no ideogramática -terreno masculino-, como en temas sentimentales e introspectivos (poemas y diarios). Feliz discriminación, literariamente hablando, que permitió la creación de esta grandiosa telaraña de ficción superior (casi contemporánea a la urdida por otra mujer, Sherezade, en El Cairo), por conjugar arte y vida, a las áridas crónicas e historias escritas por los hombres. Inicialmente leído por y para las damas de compañía de la emperatriz, no tardó en gozar de popularidad y, desde que el crítico Fujiwara Shunzei (1114-1204) enarboló la evidencia de su grandeza, pasa por la pieza cumbre de las letras japonesas, el gran referente estético y emocional del pueblo japonés. El budismo posterior no sintió escrúpulos en rescatar esta obra sólo por esa claridad con que su autora, Murasaki Shikibu (es decir, “Violeta -por el nombre de la heroína de su historia- la del Secretario” -por el cargo de su padre en la corte-), exponía el principio de la retribución de las acciones humanas y el sukuse o karma, referido frecuentemente en el original japonés por los personajes para aludir a la fuerza inevitable del destino. En cambio, para los pragmáticos confucianistas, quizá perturbados porque del pincel de una mujer hubiera salido tal obra, merecía la condena por ser perniciosa para la sociedad y abundar en tantas falsedades. De entre éstos supo erguirse el gran Motori Norigana, en el siglo XVIII, para destacar el mono no aware como rasgo definidor de la obra. Este concepto, que se repite 1.018 veces en la obra, resume el contexto estético y emocional de la época. Se define como “un profundo sentimiento de empatía con la belleza perecedera de las cosas”, según lo define Federico Lanzaco. Hace, además, irrelevante el tema de la moralidad de la conducta amorosa del protagonista, un amante “a lo divino” en una época en que la elegancia -el segundo gran valor estético de la sociedad de Murasaki- era una religión. La novela de Genji ha sido, junto con el Heike monogatari, la principal fuente del teatro noh y del kakubi siendo incontables sus adaptaciones al teatro moderno, al cine y a la televisión.



Escritura de guerreros

Si el Genji es literatura de damas, el Heike monogatari es literatura de samuráis, los “hombres del arco y las flechas”. Su voz es recia y masculina. Narra las vicisitudes y el fin calamitoso de una estirpe de guerreros, los Heike, que suplantó a los cortesanos como élite gobernante en la segunda mitad del siglo XII. Su fin fue trascendental en la historia japonesa pues supuso la liquidación de la autoridad imperial y la inauguración de las sucesivas oligarquías militares que gobernarán en Japón hasta 1868. Esta obra es el producto anónimo de refundiciones realizadas por músicos ciegos bonzos o en hábito de bonzo, que, al son del laúd o biwa, recitaban su obra. Estas refundiciones, al parecer, fueron hilvanadas por un cortesano letrado llamado Yukinaga en el siglo XIII. Fue la aportación erudita del mester de clerecía japonés. La nueva clase social de los guerreros es la gran protagonista de una obra que se inscribe en el contexto cultural de la formidable corriente de la popularización de la cultura japonesa en los siglos XIII y XIV. Su tratamiento social representa la democratización de la literatura de Japón. La dinastía militar de los Ashikaga (1338-1573), bajo cuyo gobierno ha llegado el manuscrito más autorizado de esta obra (¡hay más de setenta!), favorecía la difusión de una obra que ensalzaba las virtudes militares. Y tanta fue su difusión que cuando los jesuitas llegan a Japón en la segunda mitad del siglo XVI, de entre el puñado de obras que van a imprimir en caracteres latinos figura, al lado de las Fábulas de Esopo, el Heike monogatari. Para ganarse las almas de los japoneses de la época, nada mejor que hablar su mismo lenguaje cultural y moral. Aún hoy, los nombres tan sólo de personajes de esta obra siguen evocando para los japoneses escenas conmovedoras de tragedia, amor, traición, heroísmo y soberbia. Por si fuera poco, Donald Richie afirma que un australiano experto en japonología exhortaba recientemente a un grupo de ejecutivos de Estados Unidos a que dejaran de leer informes sobre el sistema empresarial japonés y, en su lugar, leyeran el Heike monogatari pues sólo este libro les daría una visión única “de la vida, incluso del alma, del país”.

Hay que saludar, por tanto, que en el desierto de las versiones españolas de literatura japonesa aparezcan de repente estos dos ricos vergeles inspiradores durante siglos de sensibilidad entre los japoneses. El crisantemo exquisito y la espada destellante. Pero ¡ay!, un crisantemo delicado transplantado dos veces. En efecto, empaña el gozo comprobar que una obra de tal grandeza como La novela de Genji, en lugar de ser vertida directamente desde el original japonés (existen excelentes versiones comentadas desde los trabajos de Ikeda Kikan, el Menéndez Pidal de esta obra) nos llegue en español refrita en mantequilla inglesa y, además rancia, pues la versión publicada por Destino se basa en la recreación de Arthur Waley, artística pero mutilada, realizada hace ochenta años. La versión de Atalanta, de magnífica factura, igualmente se sirve de una versión inglesa, la de Tyler, mucho más fiable y didáctica que la de Waley. Tanto una como otra parecen ignorar que en la época del AVE el trayecto Madrid-Toledo se realiza sin pasar por Alcalá: en la traducción, como la geometría, la distancia más corta entre dos puntos, léase dos textos, es la línea recta.


LA POESIA DE LA ERA HEIAN



Este breve trabajo tiene como intención exponer el valor y la belleza de la poesía en el Japón antiguo, específicamente en la Era Heian, marcando algunos elementos que caracterizan a una de las obras literarias predominantes de esa era.

Ono no Komachi,

poeta del Kokinshuu.




La obra que vamos a tratar en este trabajo es el Kokinshuu[1], una antología de 1111 poemas cuya compendio fue ordenado por el Emperador Daigo en el año 905, es decir a comienzos del siglo X. Sus compiladores fueron poetas reconocidos, miembros de la nobleza media y baja.

Si bien esta obra no constituye la única colección de poesía que se produce en esa época (otras que se pueden mencionar son Ryoounsha, Bunka Shurureishuu y Keikokushuu), se destaca históricamente por un valor en particular, entre otros que podrán ir apreciándose en el transcurso de este texto. Ese valor particular radica en que los poemas que lo componen fueron escritos originalmente y por primera vez en japonés, lo cual señala un despegue con respecto a la escritura china predominante en la etapa anterior.

De todos modos no debería descartarse algún tipo de influencia china, puesto que si se realizara un estudio trazando algunos paralelismos entre la poesía de ambos países, varios elementos podrían encontrarse en común. Así lo expresa Hellen Mc Cullough en su introducción al trabajo realizado por el Profesor Konishi Jinichi[2] sobre ese tema: “La elegancia y gracia del estilo del Kokinshu ha sido considerada siempre japonesa por excelencia. Se ha reconocido que muchos trabajos literarios de origen chino, particularmente aquellos pertenecientes al período de las Seis Dinastías, han ingresado a Japón durante los siglos siete, ocho y principios del nueve, pero la posibilidad de una relación cercana entre la poesía china y el Kokinshu nunca ha sido seriamente investigada.”.

Por otra parte, el hecho de que la compilación del Kokinshuu haya sido ordenada por una entidad política de tan alto rango como el Emperador, es una muestra de la importancia que para Japón tenía la poesía y de la intención de preservarla como patrimonio nacional. Aunque cabe mencionar que existió otra gran compilación y primera antología de poesía japonesa llamada Manyooshu correspondiente al período Nara.

Esta colección de poemas antiguos y modernos no solo se constituyó una obra de enorme valor nacional para la época sino que además se transformó rápidamente en un legado para las futuras generaciones y una fuente de la cual beber. Así lo expresa Ki No Tsurayuki, uno de los compiladores del Kokin y autor de su prólogo en japonés: “Durarán tanto como las corrientes que descienden de las montañas, darán lugar a otros poemas tan numerosos como los granos de arena que hay en las playas y darán placer hasta que los guijarros se conviertan en rocas.”.

El género poético del Kokin es el waka o poesía escrita en japonés (literalmente significa “poema japonés” o “canción japonesa”) y se distingue del kanshi, poesía escrita en chino que predominó en Japón durante los siglos VIII y IX. Según Carlos Rubio, traductor en español de la obra, “en la segunda mitad del siglo IX, el waka había asumido un nuevo papel elevándose a arte”, esto se puede observar en el hecho de que existían espacios sociales dedicados a su presentación, tal es el caso de los lugares donde se realizaban certámenes poéticos en los que expertos juzgaban el resultado estético de los poemas (uta awase).

Una de las preguntas que se suscita es cuál fue el punto de inflexión que permitió el triunfo del waka por sobre el kanshi en este siglo y no en el anterior. Quizás la respuesta no consista en una única causa sino en una confluencia de razones relacionadas con un proceso histórico, como ser el declive de la asimilación cultural de China que se observa en esa época con la prohibición de enviar misiones diplomáticas a ese país (recordemos que anteriormente esa había sido la vía de acceso a dicha cultura); el desarrollo de una escritura propia, el kana (hiragana y katakana juntos) y por último, el hecho de que Japón ingresó en esa época en una etapa de estabilidad y consolidación nacional, a diferencia del período anterior caracterizado por numerosas luchas de poder. Recordemos además que el triunfo de este estilo se da en un período que se caracterizó por un gran florecimiento cultural.

El poeta Tsurayuki al comienzo de su prólogo establece claramente el lugar en que emerge la poesía en Japón. Dice: “La poesía del Japón tiene su semilla en el corazón humano…”, señala de este modo que ese lugar se encuentra nada menos que en el hombre, más precisamente en su emoción. La poesía es inherente entonces al hombre, por lo tanto es una actividad universal.

En cuanto a este otro párrafo del prólogo: “La poesía mueve sin esfuerzo el cielo y la tierra, agita los sentimientos de los espíritus y de los dioses, invisibles…”, resulta interesante reflexionar sobre una lectura realizada por Donald Keene[3], y que va aun más allá: “la poesía tiene la capacidad de afectar a los seres sobrenaturales, no como en Occidente, donde los seres sobrenaturales hablan a través del poeta”. Esta interpretación resalta una inversión en el sentido que cobra la inspiración en Japón respecto de Occidente, ya que al contrario de lo que allí siempre fue concebido: el poeta recibía la inspiración a través de las Musas, en Japón la poesía misma es capaz de convocar a los seres sobrenaturales. De este modo se pone en lo humano y ya no en lo divino lo que engendra poesía, en el hombre en cuanto es afectado por todo aquello que se halla en el mundo, por algo tan cercano como la naturaleza misma. Al decir “corazón humano”, se refiere a que cualquier hombre, y no uno particular o dotado de alguna capacidad especial, puede conmocionarse y expresarse poéticamente a raíz de esa conmoción.

Además, Tsurayuki realiza una preceptiva de la poética, a través de la enunciación de seis principios y la exposición de una crítica aguda sobre algunos de los considerados Seis Genios Poetas[4]. Esta preceptiva indica las cualidades que un buen poema debe poseer, en resumen: sinceridad del sentimiento, gran expresión pero no excesiva, correspondencia semántica, naturalidad, claridad y fluidez, y forma delicada.

La poesía japonesa, principalmente el tanka y el haiku, se caracteriza en general por su corta extensión, lo que impone un límite a la posibilidad de expresión, ya que el poeta debe condensar toda ella y lograr efectividad dentro de esa breve medida. Por otro lado, esta poesía no posee rima, debido a que sus palabras terminan en vocales.

Otra de las características que resultan sumamente distintivas y valiosas al enfrentarse a un poema japonés, cuando se trazan comparaciones groseras con la poética Occidental, es la sencillez del lenguaje a la par de una complejidad en su sugerencia. Su corta extensión y una temática simple parecieran no conspirar contra la profundidad que inspira.

D. Keene encuentra que otra de sus cualidades distintivas yace en la sugestión de los poemas, que expresan los sentimientos que inspira la naturaleza; pero se desconoce una conexión más personal, la revelación que produce esa experiencia de contemplación. Quizás esta irresolución quede como una puerta abierta al lector o, tal vez, sea una manera de no interceptar aquella superioridad de lo natural y del sentimiento espontáneo; algo así como un “mirar la flor y no tocarla” o como lo exponen las siguientes palabras de un monje budista allá por el año 1300, Kenko Yoshida: "En todas las cosas, la uniformidad es un defecto. Es interesante dejar algo incompleto y por terminar; así se tendrá la sensación de que mediante esa imperfección se prolonga la vida de los seres".

Los poemas que la colección incluye se encuentran escritos en tanka, un tipo de poema con una estructura de 31 sílabas en versos de 5/7/5/7/7 sílabas; donde los 3 primeros (5/7/5) y los 2 últimos (7/7) forman dos unidades sintácticas y semánticas y la tercera línea actúa como pivote entre los dos primeros y dos últimos.



Hana chirasu (5)

kaze no yadori wa (7)

tare ka shiru (5)

ware ni oshieyo (7)

yukite uramimu (7)
¿Hay quien conozca

la morada del viento

que abate flores?

¡Hasta ella yo iría

de pesar a quejarme!




Otra de las características del Kokinshuu es su organización. La obra se encuentra ordenada temáticamente en lugar de cronológicamente, lo que hace que su lectura sea más amena al tratarse de una compilación de tanta magnitud.



Los poemas se encuentran agrupados bajo los siguientes temas:

- Estaciones

- Asuntos varios (felicitación, despedida, viaje, acrósticos)

- Amor

- Asuntos misceláneos



Entre ellos, los más numerosos son aquellos que se relacionan con las estaciones y el amor.

En cuanto a los autores que incluye la compilación se encuentran muchos anónimos y otros poetas de envergadura como Ariwara no Narihira (autor de Cantares de Ise), el propio Ki No Tsurayuki, Ootomo no Kuronushi, Ono no Komachi.

Todos los poemas que integran la obra son de carácter emocional y no existe ninguno que sea intelectual o donde no esté presente la emoción. Su tono es melancólico y/o de gozo. Existe en muchos de ellos expresiones de nostalgia sobre el tiempo que pasa, y sobre la brevedad del existir humano, pero esta especie de tristeza es bella y no angustiante.



Los temas que aparecen en forma recurrente son:

v la naturaleza: en comparación continua con el hombre y sus sentimientos. La naturaleza es idolatrada por su belleza y se impone por sobre lo humano;

v el tiempo: hay una continua alusión a la permanencia o fugacidad de las cosas;

v el amor: en su mayoría se expresan los sentimientos provocados por la ausencia, separación o recuerdo del bien amado. O sueños o reflexiones sobre el amante:



Yume ni dani

Au koto kataku

nariyuku wa

ware ya i o nenu

hito ya wasururu


Hasta en el sueño

difícil me resulta

a mi Amor ver

¿Es que no sé dormir?

o ¿es que se me ha olvidado?




anÓnimo. Kokinshuu p. 218

o



Nagarete wa imose

Imose no yama no

naka ni otsuru

yoshino no waka no

yoghi ya yo no naka


Rio Yoshino

que a este monte Imose

fluyendo corta,

así el río del mundo

separa a los amantes




anÓnimo. Kokinshuu p. 222



En el poema que se transcribe a continuación se puede observar una conjunción de algunos de los elementos señalados anteriormente: lo efímero y su belleza en los sutiles pétalos que caen, su comparación con lo que acontece en este mundo, el valor superlativo de la naturaleza y un desprecio por la permanencia, en contraste con la apreciación de lo efímero:



Nokorinaku

chiru zo medetaki

sakurabana

arite no yo naka

hate no ukereba


Tan blandamente

tus pétalos derramas,

flor de cerezo.

¡Qué odioso y duro cuanto

en este mundo queda!




anÓnimo. Kokinshuu p. 121





Expuestas en este trabajo las particularidades que hacen tan valorable esta obra, tanto histórica como culturalmente, resta a los lectores sumergirse, al decir de Borges, en la “modesta y secreta complejidad” que brindan los poemas del Kokinshuu y quedar impregnados por la honda y sincera emoción que de ellos emana.







Notas:


[4] Los Seis Genios Poetas fueron: Otomo no Kuronoshi, Ono no Komachi, Ariwara no Narihira, Kisen Hoshi, Sojo Henjo y Bunya no Yasuhide.

KOKINSHUU

'La poesía tiene su semilla en el corazón humano, donde germina hasta crecer en hojas de innumerables palabras', dice en el año 911 el compilador japonés de esta antología, el kokinshuu , obra que representa la asimilación de los principios poéticos chinos y que, a lo largo de la brillante historia cultural de Japón, será la fuente de su cultura clásica, fuente que alimentará a los poetas de siglos futuros. De sus aguas, además, brotarán unos valores estéticos que siguen deslumbrando al mundo moderno. La frescura y encanto de las pequeñas joyas de esta obra cumbre de la literatura japonesa, que se muestra ahora por primera vez en castellano, sorprenderán, además, al lector de nuestros días.

KOKINSHUU

El emperador Daigo, en el año 905, reunió 1.111 poemas cortos (tanka) con los cuales constituyó la base posterior del clasicismo japonés. Esta antología es conocida desde la antiguedad como KoKinshuu y fue su memorización una de las señales de elegancia en la corte de Kioto y seña distintiva del caballero y de la dama. “Primero debes estudiar el manejo del pincel. Luego debes aprender a tocar el Koto de siete cuerdas mejor que cualquiera. Y también deberás memorizar todos los poemas en veinte rollos del Kokinshuu” le decía un cortesano a su hija en “El libro de la almohada“.
“Al ver filtrarse
por las hojas de árboles
luz de la luna
sé que el lánguido otoño,
corazón, ha llegado.”

KOKINSHUU. LA ANTLOGIA IMPERIAL

Trinan alegres

en primavera pájaros.

Son muchos miles

que la vida renuevan.

Y ¡ay! yo sólo envejezco.

Anónimo


Más que el color,

me prenda la fragancia

en esas mangas

que ha rozado al pasar

el ciruelo de casa.

Anónimo


Cielo lluvioso

de verano. Tu canto,

cuco, cuclillo,

en la noche resuena.

¿Qué dolencia te aflige?

Ki no Tsurayuki


Que haya venido

el otoño, no veo.

Pero invisible

siente el viento mi piel

y ¡cómo me estremezco!

Fujiwara no Toshiyuki


Allá en el puerto

enrojecidas hojas

ya se acumulan

a las olas tiñendo,

a los vientos burlando.

Sosei


Sin nadie ver

su esplendor, han caído

allá en el monte

hojas de otoño. ¡Cuánto

color tendrá esta noche!

Ki no Tsurayuki


Tras un no verte

y tras un no ocultarte

pasaré el día,

oh amor recién hallado,

entre angustias y anhelos.

Ariwara no Narihira


Vuelven recuerdos

cuando las azaleas

al monte visten.

Y yo aquí, sin hablar

de este amor que me quema.

Anónimo


Durmiendo vi

a mi Amor a mi vera.

Si su visita

que sueño era supiera,

¿iba yo a despertar?

Ono no Komachi

TRES POEMAS JAPONESES



Iaso Saiyo,Ichiro Ando y Fuiujiko Kitagawa




Junto al mar

Las estrellas son siete,
los dorados faros nueve;
innumerables las ostras blancas
tras de las rocas,
pero mi solitario empeño
es solo uno.

Iaso Saiyo

Es una rosa

Hay un horizonte que tiembla
en una rosa
Hay un horrible mapa de sueños
en una rosa
Y no hay rosa
en una rosa

Ichiro Ando


Una máquina

Las paredes de mi corazón
Están hechas de acero,
No vaya a ser que la sangre
se escape como el vapor.
Cualquier mujer que rompa esta pared
será quemada como un pájaro
bañado en su propia sangre.

Fuiujiko Kitagawa

LUNA DE HIERBA

Luna en la hierba: medio centenar de poemas japoneses, de Aurelio Asiain
por Miguel Gomes



En México la antigua tradición del libro misceláneo ha recuperado terreno perdido gracias, sobre todo, a escritores que Octavio Paz congregó en el proyecto editorial de Vuelta. Gabriel Zaid, Alejandro Rossi, Adolfo Castañón y Aurelio Asiain, entre otros, aunque de generaciones diferentes e idiosincrasias estéticas inconfundibles, han compartido la fascinación por un hábito literario prestigioso en la era modernista –títulos como Azul... y Lunario sentimental lo prueban– que casi desapareció del horizonte hispánico hasta los años sesenta, cuando Borges y Cortázar lo reactualizaron. En Caracteres de imprenta (1996), Asiain ofreció una miscelánea organizada con perfil ensayístico que incorporaba con naturalidad la semblanza, la entrevista y la traducción. No obstante que Luna en la hierba funciona como antología de poemas japoneses “elegidos, traducidos y comentados” por Asiain –según rezan la cubierta y la portada de Hiperión–, no debemos olvidar la familia a la que más exactamente pertenece, que es, a mi ver, la que acabo de describir.
En las obras de los mexicanos que he mencionado se observa una clave común: no tanto la diversidad de géneros o temas que abarca el volumen como el diálogo de lo diverso con una raíz ensayística. Dicha tendencia se comprende si prestamos atención a que, desde su nacimiento, el ensayo cultivó la heterogeneidad. Montaigne se refería a sus Essais como “cuerpos monstruosos compuestos de miembros distintos” y Bacon a sus Essays como “meditaciones dispersas”. El giro que le da Asiain a la miscelánea con Luna en la hierba es de una milagrosa indeterminación formal: pese a la operación de mercadeo editorial que quiere simplificarlo para el rápido consumo y pese a la tendencia ensayística de Caracteres de imprenta, el nuevo libro se las arregla para ser varias cosas a la vez sin que ninguna de ellas predomine. Estamos ante un florilegio de traducciones, pero, no menos, ante un conjunto de ensayos acerca de la lectura y traducción de poesía y ante una resurrección de los antiguos cancioneros.
Sobre lo que tiene de antología de poesía vertida al español, cabe indicar que el prologuista es consciente de que en ese territorio abundan los precipicios: “Las versiones imitan la forma japonesa, se apegan a la cantidad silábica del original [...] e intentan seguir el orden de las palabras y las imágenes de los originales. Son criterios desde luego discutibles” (p. 15). El verbo imitar nos da la primera pista: estas traducciones no pretenden reemplazar el texto matriz, porque serán siempre una escritura otra. Desde hace siglos se ha sugerido que dicha escritura está condenada a un rango inferior:
Some hold translations not unlike to be/ The wrong side of a Turkey tapestry (para curarme en salud me abstengo de traducir los versos de James Howell, que modulan, por cierto, un cliché tampoco evitado por Cervantes). No me parece que a eso pueda confinarse una “imitación”, la cual postula con valiente humildad su condición de sombra de una voz fugitiva. Nada ingenuo es Asiain; buena parte de sus comentarios se ocupan de la imposibilidad de transportar de una lengua a otra el vocabulario o los efectos de éste en el lector; a veces, ofrece incluso versiones “más literales” que, no por ello, resultan más satisfactorias para el intérprete, quien, tras optar por una de las variantes, advierte: “espero que haya quedado lo esencial” (p. 80). De esa manera, se desarticulan las expectativas de fusión con el origen; se renuncia a la autoridad tradicional de muchas traducciones que acumulan capital simbólico aprovechándose de la fe de un público realista y melancólicamente resignado a la ciudadanía de Babel. Asiain enfatiza la índole doble de su tarea: es un intermediario, como los traductores a los que aludo, pero también se revela como crítico, hermeneuta.
El latín interpretatio, recuérdese, significaba tanto la acción de explicar como la de traducir de un código verbal a otro: fuera del lenguaje, al fin y al cabo, nunca encontraremos sentido; sólo con palabras podemos aproximarnos a las palabras. En tal aporía que pone una y otra vez en evidencia, en tal laberinto, Asiain acepta perderse con júbilo. Al reflexionar sobre los esfuerzos que requiere la comprensión de un poema, sobre el fascinante riesgo de imitarlo en otro idioma, su iniciativa no establece una sensación de identidad entre el original y nosotros (equivaldría a mentirnos, a engañarnos). Lo recibido por quienes desconocen el japonés es una invitación a comulgar inteligentemente con la existencia de una distancia insalvable.
De allí parte el ensayismo de Luna en la hierba, cuya materia serían los avatares de la lectura de poesía, particularmente en el umbral de dos o más lenguas. Multitud de indicadores permiten percibir la lucidez con que Asiain delinea el sutil espacio de su ensayo, agazapado en la “edición”. Un “Aviso” precede al volumen, sentando, tal como el “Avis au lecteur” de Montaigne, bases conceptuales con un tono de intimidad intelectual. El intercambio epistolar con un amigo muy concreto, por ejemplo, se señala como génesis de los comentarios a las traducciones (p. 16), lo que hace fácil proyectar la amistad al público que ahora lee. Montaigniana, asimismo, es la lucha con los absolutos metafísicos o las ilusiones de objetividad del cientificismo moderno. Asiain lo recalca: “Los comentarios [...] quieren justificar mis decisiones, explican los criterios en que me he basado y los caprichos a los que he cedido, aclaran puntos oscuros y se distraen a veces en consideraciones laterales” (p. 16). La “distracción” como método, si hacemos memoria, es una constante de los Essais. De igual importancia es la peculiar coherencia del sujeto que no se limita a traducir o a hacer la exégesis de textos inalcanzables. Repárese en los “caprichos” que se anuncian; también en la entronización del gusto como quizá el más humano de los criterios a la hora de discutir un poema de Kiyohara no Fukayabu: “el original no dice a la letra que la noche no se haya cerrado; dice que aún está anocheciendo y se asoma el alba; pero me gusta la oposición entre la noche que no se cierra y las nubes que caen como un velo” (p. 54). El de Asiain es un personaje que, como el de los Essais, recrea una red de preferencias en el fondo intuitivas o irracionales; por si ello no bastara, su humor liquida toda pretensión de que el conocimiento provenga de una fuente abstracta, no individuada: “Niho no humi, en la primera línea [de un poema de Fujiwara no Ietaka], podría traducirse como Mar de los Somormujos: nombre poético del Lago Biwa en japonés, algo rasposo en español y menos evocador que el habitual. Dejo esos patitos a otros traductores” (p. 76).
El ensayo que puede descubrirse en esta antología se transforma en biografía mental del que escribe: téngase en cuenta el je suis moi-même la matière de mon livre con que Montaigne nos saludaba. El Asiain editor parece repetir el gesto. La descripción que en varias oportunidades hace de la tradición poética japonesa se asemeja a la que podría hacerse de su propia lírica. Su poemario República de viento (1990), que mereció el Premio Loewe a la Creación Joven, no ocultaba su adhesión a cierto barroco alejado de las exuberancias ornamentales de los epígonos de Lezama y cercano a un disciplinado ascetismo sediento de trascender las proliferaciones ilusorias para alcanzar una verdad desnuda, casi pura (“cosas elementales, que no vale la pena/ empeñarse en nombrar”). Para Asiain, ahora en su papel de editor o traductor, “a cambio de no extenderse más allá de las treinta y una sílabas, la poesía japonesa tuvo una suerte de crecimiento interior: [...] sometió su universo simbólico a una codificación extrema que no podía sino resolverse en un manierismo. [Su] complejidad formal y el enrarecimiento referencial hacen pensar en [el] barroco español” (pp. 13-14).
Luego de cruzar el puente que une la edición de poesía a una estética personal, llegamos al último de los libros que cohabita armónicamente en Luna en la hierba con los que ya he apuntado: el cancionero. La labor dispersa de los antiguos trovadores occitanos fue, para nuestra fortuna, compilada por individuos que, no contentos con la reproducción de las canciones, les añadieron vidas, relatos biográficos, y razós, interpretaciones de las piezas que intentan dar con los motivos personales o artísticos del trovador. Suma de creaciones: a las del poema japonés y la “imitación” castellana, Asiain agrega una página especular con un “comentario” hecho a veces de vida, a veces de razó y casi siempre lleno de felices cristalizaciones de su sensibilidad poética, donde hallamos fraseos eficaces, no ancilares, animados con el mismo rigor del poema y su traducción. Ante una composición de Ôtomo no Yakamochi la discusión sobre aliteraciones, por eso, puede recurrir a la aliteración y se carga de imágenes: “No hace falta saber japonés y ayuda el oído español para percibir el aleteo de las aliteraciones en la primera mitad del poema: un paisaje fonético en cuyo centro se despliegan las dos alas de harubi ni hibari (alondra en el día de primavera)” (p. 26).
Luna en la hierba depara una imprevista riqueza, en la que participan la curiosidad cultural y la límpida destreza literaria de un autor que dialoga con diversos poetas y diversas épocas, encarnando en la práctica del libro una experiencia
de otredad. ~

SEMIMARU


Semimaru (蟬丸, Semimaru?) o Semimaro fue un músico y poeta japonés que vivió a comienzos de la era Heian. Su nombre está incluido en la lista antológica Ogura Hyakunin Isshu, pero no existen registros históricos sobre su linaje. Algunas fuentes indican que fue un hijo del Emperador Uda o que fue el cuarto hijo del Emperador Daigo. También se cree que vivió durante el reinado del Emperador Ninmyō.

Fue un vagabundo y que se cree que vivió en la cueva de Afusaka no Seki escribiendo poesía waka. Por esta razón es conocido también como Seki no Akagami (関の明神, 'Seki no Akagami'?). Por tres años Minamoto no Hiromasa viajó a la capital regularmente, y se cree que Semimaru le enseñó las técnicas secretas del ryūsen (流泉, 'ryūsen'?) y del takuboku (啄木, 'takuboku'?), usadas en el biwa (琵琶, 'biwa'?) o laud japonés. Hay otras leyendas que aseveran que no era un maestro del biwa, porque era ciego. En cuanto a los waka, algunos fueron incluidos en la antología Gosen Wakashū y en las antologías imperiales Shin Kokin Wakashū y Zoku Kokin Wakashū. También es mencionado en algunas obras como el Konjaku Monogatarishū y el Heike Monogatari.

En el teatro nō existe una canción llamada Sekimaru en donde se describe la vida de una mujer llamada Sakagami (逆髪, Sakagami?), quien fue a Afusaka no Seki e inicialmente desafía a Semimaru, pero eventualmente se enamora de éste y posteriormente tienen una separación dolorosa. No se sabe si el tal Semimaru de la historia se refiere al poeta.

En el Santuario Seki Semimaru en Ōtsu, prefectura de Shiga, se le rinde tributo como kami.

HYAKUNIN ISSHU- CIEN PERSONAS UN POEMA


Hyakunin Isshu (百人一首, ''Hyakunin Isshu''? , literalmente "cien personas, un poema") es un estilo de antología tradicional de compilación de la poesía japonesa waka en donde cada exponente tiene escrito un poema para dicha antología. También se refiere al juego de cartas uta-garuta, que usa un baraja compuesta por poemas de cada autor.

El más famoso Hyakunin Isshu, conocido a veces como "el" Hyakunin Isshu debido a que ningún otro se le compara por su notabilidad, es el Ogura Hyakunin Isshu, compilado por Fujiwara no Teika a comienzos de la era Kamakura. En uno de sus diarios, el Meigetsuki, dice que su hijo Fujiwara no Tameie, le pidió a él que recopilara cien poemas para el padrastro de Tameie, con el fin de decorar una residencia cerca del monte Ogura, en Kioto; de ahí el nombre de "Ogura Hyakunin Isshu". Todos los poetas están ordenados de una manera tradicional y asignados con un número.

También se han compilado otras antologías con el mismo criterio, una de las más sobresalientes es el Aikoku Hyakunin Isshu (愛国百人一首, Aikoku Hyakunin Isshu?) hecho durante la Segunda Guerra Mundial.

POEMAS JAPONESES

XXXIX, de Dama Kasa

Lo amo y lo temo con
tanta constancia
como el oleaje brama
en la isla de Ise.

XXXIX

Ise no umi no
iso mo todoro ni
yosuru nami
kashikoki hito ni
koi wataru kamo.




XLVII, de Fujiwara No Michinobu

Al alborear, aunque sé que
volverá a oscurecer,
¡cómo detesto el día que nace!

XLVII

Akenureba
kururu mono to wa
shiri nagara
nao urameshiki
asaborake kana.





LXI, de Fujiwara No Sadaie

En la noche en calma,
estoy esperándote en la playa
de Matsuo y no llegas
y, como el agua resplandeciente,
también yo estoy ardiendo.

LXI

Konu hito wo
matsuo no ura no
yunagi ni
yaku ya moshio no
mi mo kogare tsutsu.



LXXX, de Fujiwara No Toshiyuki

En la bahía de Sumi
las olas llenan la playa.
Incluso de noche, por
los pasillos del sueño
llego hasta ti en secreto.

LXXX

Sumi no e no
kishi ni yoru nami
yoru sae ya
yume no kayoi ji
hito me yokuramu.

HAIKUS- HAIKAIS-


H A I K U S - H A I K A I S - H A I K U S

Un HAIKU o haikai es una composición poética japonesa que consta de 17 sílabas que pueden ser distribuidas en tres grupos de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente. Su origen hay que buscarlo en la "renga" o poesía en cadena, especie de competición o juego poético que practicaban en la antigüedad, añadiendo versos de 14 sílabas a un primer verso dado como tema.

En la época moderna, entre los mejores cultivadores de "haikus" figuran los poetas:

- Shiki Masaoka (1867-1902) - Kyoshi Takahama (1874-1959)

El haiku es la forma de poesía especialmente zen. Es la poesía más pura y sin artificios. En términos budistas esta breve composición de 17 sílabas, expresa la esencia de cada cosas. El "haiku" por tanto es la expresión de una iluminación temporal que nos permite penetrar en la vida de las cosas.

HAIKU, la poesía más breve. El "haiku" es ese extraño poema japonés de 3 líneas que hace de la rigidez virtud y que sigue la pauta silábica: 5-7-5.

Es dificil expresar una idea atendiendo a las estrecheces de nuestro intelecto. La rigidez de nuestras palabras hacen que nunca consigamos decir con exactitud lo que pensamos, lo que sentimos en cada momento. Nuestras inquietas emociones cambian continuamente y burlan con su errático devenir el poder de nuestra mente. La comunicación es por definición imperfecta entre nuestros congéneres. Sirvámonos, pues, de la síntesis, del extremo esfuerzo de lo breve, para destilar la esencia de nuestro pensamiento y así apuntar certero, con extrema precisión en el centro de la diana de las ideas.

El arte del "Haiku": Como todo lo que realmente merece la pena, cuesta alcanzarlo. Un buen haiku, requiere un proceso de elaboración muy detallado y laborioso, pero a cambio el resultado es de suma belleza, provocando un especial deleite en su contemplación, dado su sencillez y su fuerza. Ritmo y sonoridad que acompañan a su liviano estructura para albergar en 17 sílabas la esencia mágica de una idea.


A continuación presentamos algunos haikus cuyo autor es Andrés Pérez. Sutiles imágenes plasmadas en estas pequeñas y encantadoras composiciones:

Veo tu fina piel, / a traves de tus labios / yo te hablo.

Haiku costoso / solo te necesito / tú, mi regalo.

Pensamiento fino / el que creamos todos / al son del haiku.

Saltan ágiles / de tu pequeña boca / las letras claras.

Breve síntesis / esfuerzo ilimitado / siempre me callo.

ESOS HAIKUS (Recuerda el misterio se halla trás la estructura certera: "5/7/5")

Aunque el miedo / acuda a la cita / nunca esconderse.

Sutil sortilegio / tu cabello dorado / que baila al viento.

Vil eficacia / mancha con su rigidez / las pobres almas.

La perfección / exigida, alabada / tortura, mata.

Que dificil es / rodeado de trampas / no más subsistir.

No tenemos, no / el más elemental / de ellos: el amor.

La cuerda aprieta / nuestro cuello esbelto /estamos presos.

Mente opaca / entre tinieblas flota / la ilusión rota.

Vagamos todos/ entre risas y gestos / de amor enfermos.

El dolor pesa / inoperantes miembros / luego caemos.

El canibalismo / de nuestros deseos / nos arrebola.

La misma historia / de tragedia maldita / las mismas caras.

Incomunicados / nos encontramos siempre / eternamente.

DE NUEVO LA CONCISA ORTODOXIA:
El haiku que calla, el haiku que habla con su eterno y misterioso "5/7/5" siempre presente:

Unos recuerdos, / la degeneración / de un presente.

Una memoria / que cansada muere / despreciada.

Cuando los pájaros / todos alzan el vuelo/ de ti me acuerdo.

La perfección / anhelo obsesivo / es imposible.

Apenas quedan / tus suaves movimientos/ en mi recuerdo.

Lamento perder /hundida en el tiempo / tu sutil imagen.

Tu voz de campanillas / suenan aún sus ecos / en mi cabeza.

Añoranza agria / de lo más anhelado / y no habido.

Sueños ausentes / imperecederos versos / aquí presentes.

El amor ausente / siempre en mi cabeza / da vueltas, siempre.

El fin no existe / siempre en el presente / tus ojos verdes.

Una métrica / que sea más precisa / el haiku !viva!.

Los pensamientos/ acuden a mi mente / en gran desorden.

Sigue la norma / no infrinjas las leyes / entonces duerme.

Cuando comprendas / que te quise de veras/ ¿será ya tarde?.

Quisiera enviar / desde el silencio / para ti, un beso.

HAIKU ALGUNOS POEMAS JAPONESES ESENCIALES

Hoy nuevamente les dejo con Gloria para que les hable a ustedes:

De todo lo que he leído en el último tiempo me gustaría compartir algunos de mis poemas favoritos, que son los haikus japoneses. Un haiku es un poema breve de tres versos y 17 sílabas, pequeños poemas exquisitos que le hablan al alma, con descripciones de alguna escena que puede ser vista o soñada por alguien.

La mejor definición pertenece a Matsuo Basho (1644 - 1694), autor japonés considerado como el padre del Haiku, que señala: "es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento".

Es como la fotografía de un instante, donde los temas tratados se refieren a las estaciones del año, como la primavera, la floracion de los ciruelos y los cerezos, el canto de las chicharras, el vuelo de las luciérnagas, o el invierno, la nieve y el viento frío. Estos son momentos de la existencia que quedan congelados y al mismo tiempo tocan todos los sentidos. Este es un regalo para los lectores.

A continuación quiero dejarles algunos haikus de Basho, devoto del zen y el más religioso de todos los autores. Y en una próxima nota les mostraré algunas cositas de los otros dos creadores más conocidos en Occidente: Buson e Issa.




Un viejo estanque.

Se zambulle una rana:

ruido del agua.




A la intemperie,

se va infiltrando el viento

hasta mi alma.




Luna de agosto.

Vagué junto al estanque

la noche entera.




¿Por qué será

que envejezco este otoño?

Van aves por las nubes.




Glacial, glacial,

la pared que pisaba

al sestear.




Ni aves ni mariposas

conocen esta flor.

Cielo de otoño.




¡Como la almeja

ha cerrado su boca

con el calor!




Noche marina:

la voz del pato

es vagamente blanca.




Hasta una choza,

en mundo de mudanzas,

es casa de muñecas.

POEMAS A LA MUERTE A LA MUERTE

POEMAS JAPONESES A LA MUERTE
La historia de la muerte en Japón es muy peculiar: Antes de la llegada del budismo a través del reino coreano de Baekje, y los sabios de Silla, el shintoismo, consideraba la muerte como algo sucio repugnante, y oscuro, no había ritos funerarios, se echaban los cuerpos en fosas y se les prendía fuego. Aún hoy algo que sigue existiendo, es ese miedo a los espíritus de muertos en condiciones violentas, llenos de ira y dolor, y se pide para que los kami, no sean vengativos.

El budismo, arrojó sobre la muerte un halo de luz, que sirvió para transformar la idea de muerte. Para el budismo todo es fluir, devenir 卍 (manji), la vida es algo cíclico y la muerte es parte inseparable de la vida. Por lo cual aquella muerte abominable se transforma en una muerte, transcedente llena de esperanza, y también de desesperanza por abandonar una vida.

El haiku, ha reflejado en muchas ocasiones este sentimiento mezcla de esperanza y mezcla de desasosiego... La muerte no debe de ser algo obsesivo, pero es parte de nuestro nacer y vivir, y es prácticamente lo único de lo que estamos seguros en este mundo, (y de los impuestos, jeje), Todas las muertes en estos poemas, son pacíficas son naturales, no hay odio ni rencor, pero como el propio Gautama comnta en sus diálogos, la muerte es la amargura de esta vida insalvable.

El budismo al fusionarse con el shintoismo, produce el AMIDISMO un budismo único, que en japón es sostenido por la escuela Tendai y oficializado por el príncipe Shotoku, alrededor del año 600 (época Asuka)

Poco después entra en Japón una escuela de Budismo que se ha fusionado con el Taoismo, y que en china y corea se denomina C'haen, y en Japón se denomina 'Zen', que en Japón será sostenido por la escuela Nichiren. El Taoismo, a diferencia del budismo, entiende que la vida dentro de su fluir está necesitada de equilibrio entre puntos contradictorios IN 陰 (=yin) y 陽 YOU (=yang), es decir Cielo y Tierra, Positivo y Negativo, Útil e Inútil. Por lo que ante la muerte hay algo de vida, y ante el desasosiego, de la muerte hay esperanza por la vida que viene.

El Haiku es un estilo poético, puramente estético, donde el poeta refleja la vida en la naturaleza, y donde el ZEN está muy presente, ya que nace muy ligado a esta doctrina. La estructura es de 3 versos de 17 sílabas en total organizadas en 5,7,5 respectivamente.

OHNITSURA
No escribió, solo Haiku, pero escribió el primer haiku conocido en la historia japonesa.

Yume kaese
karasu no samasu
kiri no tsuki

Devuelveme mi sueño,
cuervo! La niebla empaña,
la luna que veo al despertar


BASHOU
Es quizás el más importante autor de haikus, y el primero que se consagró a esta forma poética.

Tabi ni yande
yume wa kareno wo
kakemeguru

De viaje, enfermo
mi sueño vaga
por los eriales.


BUSON
Otro de los maestros, esté mucho más profundo, y muy 'impresionista'

Shiraume ni
akaru yo bakari to
narinikeri

últimamente las noches
amanecesn
blancas como la flor del ciruelo


ISSA
el más profundo y popular de todos y el de mayor éxito entre los japoneses de la calle, por su humanidad y sencillez.

Aa mama yo
ikite mo kame no
hyaku-bu ichi

Qué más da que siga viviendo.
Una tortuga
vive cien veces más.


SHIKI
creador del haiku contemporáneo, compartio momento y amistad con Soseki y Ogai entre otros. Mató literariamente a Bashoo, reivindicando la renovación del Haikiu.

Hechima saite
tan no tsumarishi
hotoke kana

Florece la calabacera y
yo, ahíto de flema,
me convierto en Buda.

Muchos japoneses se preparan para morir en cuanto sienten que su hora se acerca: Hacen el testamento, para repartir sus propiedades, y hacen reparto de recuerdospersonales para amigos y familiares. Estas disposiciones se toman en un momento de especial serenidad, e incluso se espera el viaje a otro mundo con cierto agrado y con mucha esperanza. Los preparativos no solo demuestran una actitud realista ante la muerte, sino que aportan sosiego a los moribundos, permitíéndoles poner en orden sus asuntos espirituales, cerrar rencores, y enemistades, y pedir perdón por sus faltas.

Los budistas ortodoxos, próximos a morir compian las escrituras sagradas, Hannya-Shin-gyo, un compendio de textos budistas tardíos según los cuales la esencia de todo es el vacío. Mucha gente y sobre todo aquellos que se han interesado por la poesía, escriben poemas, o frases o pequeñas reflexiones sobre la muerte.

Las ceremonias funerarias tienen mucha importancia. Los japoneses creen que la falta de un funeral adecuado puede dificultar el tránsito, ultraterreno del difunto y en consecuencia, perturbar a los vivos. Si alguien ha muerto asesinado, el criminal debe ser capturado, y las penas redimidas, para evitar que el espírutu genere una maldición, "JU-ON" y vague por el lugar del crimen o por la casa de los familiares. (esto sale enmuchas películas de terror japonés). Los enetrramientos se celebran en el campo, mientras queen al ciudad por cuestiones de espacio, se incinera. Pero sea cual sea el método el lugar de los restos es lomás importnates. Se prefiere la tierra de su familia o donde haya vivido. Muchos japoneses guardan las cenizas del difunto en su casa junto a un altar, para que el difunto les proteja.

Según la tradición japonesa, el muerto no ingresa inmediatemente en el mundo sin retorno o en la vida siguiente. sino que el espíritu permenece durante 49 días cerca del mundo cerca de los difuntos, hasta que las vaes les llevan durante un timepo indefinido hasta que o forman parte del cosmos (es decir alcanzan el Nehan o Nirvana), o se sumergen en el fluir del cosmos y vuelven a iniciar un nuevo ciclo vital. Por eso existe la creencia en la "mediums" (miko), que convocan a los muertos por encargo de los vivos.

OTRAS ESTROFAS SOBRE LA MUERTE
Un senryuu es una estrofa anterior al Haiku, cuyos versos tienen tdoos 5 sílabas.

ANÓNIMO
El último deseo humano
asir
el aire

Jin'yoku no
saigo kokuu
tsukamu nari

La siguiente estrofa es un tanka, estrofa más antigua que el haiku aunque se ha desarrollado paraleleamente, y sus versos son de 5,7,5,7,7 sílabas.

SHIMAKI AKAHIKO (1876 - 1926)
Waga ie no
inu wa izuko ni
yukinurami
koyoi mo omoi
idete nemureru

¿a donde ha ido ese perro
que rondaba por aquí?
Esta noche he pensado en él
una vez más
antes de acostarme.

Las siguientes estrofas son libres.

YOSO SOI (- 1458) ("katsu" es una interjección que tiene sentido de victoria)
Katsu!
En el techo de muerte, Katsu!
Que el que tenga ojos vea
katsu, katsu, katsu
Y una vez más katsu!

TETTO GIKO ( - 1369)
Contemplo ahora este preciso instante
En que hasta Buda
ha enmudecido de asombro
Todo gira rítmicamente
Me poso en la llanura de la nada.

La verdad nunca se obtiene
de nadie
uno la lleva siempre
consigo.
¡Katsu!

ZOSO ROYO (1192 - 1276)
Ponderadas las enseñanzas de Buda
Durante 84 largos años
Ahora las puertas se me cierran
Nadie ha estado aquí nunca
¿quién es el que va a morir?
¿y por qué lamentarse de nada?
¡Adios!
La noche es clarala luna brilla, sosegada,
el viento entre los pinos,
suena como una lira.
Sin yo y sin otro
¿quien oye su son?
posted by IBADO イバド  at 12:59 AM

3 Comments:
Díaz San Miguel said...
Bueno, a mí, me ha gustado mucho la “antología”.
El haiku me ha interesado siempre, la cadencia y la espiritualidad que transmite la poesía oriental. Habría que estudiar su relación con el misticismo occidental: los occidentales casi no escribimos poesía trascendental, por miedo o por vergüenza y creo que sólo a través de esta tendencia al misticismo se acerca nuestra voz a la de la poesía oriental: Valente, Gamoneda.
Un saludo y ánimo!

10:33 AM
IBADO イバド  said...
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2:23 PM
IBADO イバド  said...
Bueno yo creo que el concepto de transcendencia en Asia dista un poco de nuestra forma de entenmder el cosmos y las leyes universales. Primero hay que entender que la relación Hombre - Cielo y Tierra es fundamental en las culturas tanto Japonesa, Coreana y Mongol. por eso el Haiku no es más que una forma de mostrar la realidad del entorno humano. Es una relación del hombre con la tierra y el cielo. Cielo en sentido cósmico, es decir las leyes que rigen el universo. El fluir, la y el sentido circulante del cosomos, así como la forma en que todo está sometido a las normas del universo.

En Europa y Oriente Medio siempre se ha visto al hombre como centro de todas las cosas (humanismo) incluso el Dios de estas latitudes es un dios muy humano. Tanto el islamismo, como el judaismo como el Cristianismo, atrubuyen cualidades humanas a su Dios. NO es de esta manera en las cunas Altaico-Mongoles, Sinotibetanas, Dravídicas y Austro-asiaticas. Que conciben al hombre como un elemnto más de esa armonía de 3 elementos. Y no concoben a sus Dioses como seres humanizados. Sino como elementos que están más allá de la comprensión humana. (Hinduismo, Tao, Budismo, Confucianismo)y que tienen manifestaciones físicas en nuestro mundo.