“El vigilante del trigal”
Su verdadero nombre era Cha Haisheng. Nació en el distrito Huaining de la provincia de Anhui, región central de China. En 1980, después de superar el examen, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Peking. Una vez graduado fue asignado como profesor en la Universidad de Ciencias Políticas y Jurídicas de China. El 26 de marzo de 1989, a la edad de veinticinco años, cometió suicidio al acostarse sobre la vía férrea en el sitio conocido como Shanhaiguan, paso en el extremo noreste de la Gran Muralla.
Hai Zi había publicado un largo número de prominentes poemas entre 1984 y 1989 y estaba considerado como uno de los mayores poetas chinos contemporáneos. Los poemas de Hai Zi parecen anacrónicos. China experimentaba un gran cambio y el campo tradicional estaba desapareciendo con una extensa migración de campesinos hacia las ciudades. Las reformas económicas y el consumismo se estaban desarrollando velozmente. La nostalgia de Hai Zi por la cultura agrícola que desaparecía lo convirtió a él en un anacronista. Su poesía aún vivía en el paisaje, físico y mental, de la China tradicional rural, y su mente estaba inmersa en la idea europea del siglo XIX de la inspiración divina: que la génesis de la poesía es análoga a la génesis del universo; que la poesía surge de una chispa sobrenatural; que el poeta no es menos que un dios y su limitado cuerpo humano se consume a sí mismo para nutrir esa esencia divina en él. En sus poemas podemos encontrar la idea de Nietzsche de Zagreus, el descendiente del mundo de una mítica unidad y la agonía de la individualización. La misma idea de Hölderlin del descendiente cósmico y la separación de los dioses.
Hai Zi fue una estrella efímera que pertenecía a los “oscuros poetas” que emergieron después de las reformas de 1979. Él deslumbró al mundo dos veces. La primera vez cuando fue aceptado, a la edad de quince años, por la prestigiosa Universidad de Peking; la segunda, cuando cometió suicidio. La poesía se ocultaba detrás del abrir y cerrar de puertas y les dejó a quienes la miraron el indicio acerca de lo que habían visto en un momento de apertura.
La vida de Hai Zi fue un poema, un extremadamente corto poema, que le permitió leer a quienes lo pudieron hacer una sospecha de lo que destiló durante los veinticinco años de su vida. Sus poemas parecen las huellas que dejan sobre la nieve los ánsares que son las propias marcas del poeta. Elucidar acerca del secreto de su muerte es tarea imposible. Mejor es tratar de comprender el enigma de su vida.
Hai Zi, ese joven poeta “romántico”, al fin del milenio pasado voceaba por ser escuchado en China y, tal vez, en el orbe. En la década de los años ochenta pudo escribir poemas con pasión y sangre y con una belleza natural.
La gran cantidad de manuscritos inéditos dejados por Hai Zi fueron posteriormente reunidos por sus amigos, los también poetas Luo Yihe y Xi Chuan, y publicados en diferentes revistas y además impresos en forma de libros. Sus poemas han sido seleccionados muchas veces para integrar antologías y como material de estudio en las universidades, especialmente en la Universidad de Peking, donde gana cada vez más amplios lectores de poesía.
Los poemas de Haizi y su suicidio tienen una relación con la situación espiritual de los intelectuales y la sociedad china en la década del ochenta del siglo XX. En esa década, toda la sociedad china se revitalizó y ciertas corrientes de pensamiento (idealismo, romanticismo, existencialismo...) predominaron en el ámbito cultural. Dentro de la juventud, particularmente en el ámbito de los estudiantes universitarios, entre los lectores o hacedores de literatura, el pensamiento individualista permeó el ambiente e influyó por largo tiempo a aquella generación.
Hai Zi, aquel estudiante universitario, comenzó a escribir sus poemas inmerso en tal época cultural especial. Ya en la Universidad de Peking el individualismo y el idealismo tenían ganado un fuerte arraigo. La vivacidad, la frescura y el estilo de sus poemas nos permiten apreciar el origen de su espíritu creativo. Sus poemas están teñidos de una especie de “romanticismo” y tristeza nostálgica por el lugar natal. Él había nacido en una zona rural y estaba afectado por un sentimiento de apego a su cielo, su tierra y a su mundo natural. Un día debe trasladarse a la capital del país y el escenario cambió dramáticamente. Tal vez el joven poeta no encontró en la gran ciudad la condición adecuada para llevar a la práctica su espíritu. En sus poemas aparecen, con recurrencia, muchas palabras que nos indican un deseo de retornar a su terruño: cielo, tierra, aldea, trigo, campesina, hijo, viento, noche, luna, lago... Quizá su frustración primordial fue no poder ver el regreso de la cultura rural desplazada por la cultura urbana. Posiblemente su suicidio se explique al no ser capaz de superar esa contradicción y la manera que escogió para suicidarse haya sido la expresión extrema de su devenir artístico.
Después del suicidio de Hai Zi también se suicidaron otros poetas, tales como Ge Mai (1967-1991) y Gu Cheng (1956-1993). El espíritu de Hai Zi pareció querer propagarse y convertirse en un fenómeno social de la China de la década de los años noventa del siglo XX.
Algún crítico ha llamado a Hai Zi, “el vigilante del trigal”. Innegablemente Hai Zi es el poeta que posee más originalidad y el más destacado en expresar sus sentimientos y emociones en la historia reciente de la literatura china. Él se ha convertido en un símbolo de una generación de poetas. Su poesía influyó a todo el conjunto de poetas chinos de finales de la década de los ochenta. Después de su muerte se levantó una frenética ola por estudiar a Hai Zi, no sólo a su poesía sino también a la vía que condujo hasta su suicidio. Hai Zi abrió el camino en la utilización del lenguaje llano del pueblo y del lenguaje coloquial. Su experiencia de niño y de joven en el campo le permitió incluir en su poesía palabras o vocablos provenientes del medio rural. Sus poemas cortos edificaron un territorio artístico puro, bello, inmaculado...
Sus poemas cortos no están tiznados de “tacticismo”, sino que están escritos con un objetivo preciso y son completamente espontáneos, creados por una necesidad vital. Son poemas que conmueven. Como bien lo expresó el mismo Hai Zi: “...absolutamente expresan sentimientos y emociones” y contienen “la fuerza de un cuchillo que corta y un hacha que hiende”. En sus poemas podemos percatarnos de su amor con ardor y de sus penas.
Con motivo del vigésimo aniversario de su trágica decisión, la Facultad de Literatura de la Universidad de Peking organizó el día 26 de marzo pasado una velada nocturna para hablar de Hai Zi y para la lectura de sus poemas a cargo de conocidos poetas y poetisas chinos.
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