Apagado el altar del Buda
El cuarto pertenece
A las muñecas.
Para entender un poco mejor este haiku, veamos el apasionante mundo de las muñecas en Japón
Recogiendo una violeta
El débil corazón
En primavera
Al alba
Soplan las ballenas
Entre la espuma escarchada
El gorrión furioso
Salta entre las flores
De la enredadera.
Está el murciélago
rondándole a la luna,
y no se va.
Las hojas que caen sobre otras hojas
Y se unen.
La lluvia arrasa sobre otra lluvia
Las montañas del otoño
Aquí y allá
Humaredas se levantan
Una noche de primavera.
Pareciera que a nadie pertenece
esa carreta abandonada
Gyôdai
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