miércoles, 22 de septiembre de 2010

Alemania nazi y los judíos 1933 - 1939




En los años veinte y treinta del siglo veinte irrumpió un nacionalismo violento y antisemita, de tonos racistas y sociales, que exigió limitar las actividades económicas de los judíos y su expulsión de la vida pública de los países en los que nacieron y se criaron, catalogándolos a la vez de raza inferior y peligrosa. Con la ascención al poder de Adolf Hitler en Alemania el antisemitismo racial se convirtió en un instrumento de Estado y en la ideología oficial del Tercer Reich. En 1938 se desató en Alemania una campaña de destrucción de sinagogas, arrestos masivos, destrozos y saqueos de tiendas, y el registro sistemático de bienes judíos con el propósito de su posterior confiscación. Junto a los judíos fueron perseguidos por el régimen nazi otros grupos considerados enemigos del Reich.

Hitler, Adolf

(1889-1945)
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Líder (Führer) y dictador del Tercer Reich alemán. Nació en Braunau, Austria, en el seno de una familia de pequeños terratenientes; su padre era empleado de aduana. Desde 1900 a 1905 realizó estudios secundarios en la ciudad austríaca de Linz; ahí concluyó su educación formal. Su padre murió en 1903. En 1907 intentó ingresar en la Escuela de Pintura de la Academia de Arte de Viena, pero no pasó el examen de admisión. Ese mismo año, su madre murió de cáncer de mama; el médico que la había atendido era judío. En 1908 se mudó a Viena. Se mantenía con el subsidio por orfandad que recibía del gobierno y mediante la venta de postales que él mismo pintaba. El alcalde de la ciudad, Karl Lüger, era antisemita en extremo y Adolf Hitler abrazó su ideología. Años después señaló que el período vienés tuvo gran influencia sobre su posición y sus opiniones.

En 1913 se radicó en Munich. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se incorporó al ejército bávaro. Se desempeñó como correo en Bélgica y Francia. Su coraje le valió el ascenso a cabo y medallas al valor.

Después de la guerra retornó a Munich, sumamente resentido por la derrota de Alemania y convencido de que los judíos eran responsables por ello. En ese entonces, escribió su primer documento político, donde expresó que el objetivo final del antisemitismo debía ser la “remoción total de los judíos”. Al poco tiempo se incorporó al pequeño y antisemita Partido de los Trabajadores Alemanes, el cual, en 1920, pasó a llamarse Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (Nazionalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei – NSDAP) – apodado despectivamente Partido Nazi. Su plataforma proponía que los judíos alemanes fuesen despojados de sus derechos civiles y que algunos de ellos fueran expulsados del país. Adolf Hitler comenzó a hacerse famoso como extraordinario y carismático orador. En 1921 se convirtió en líder todopoderoso del partido, y se creó un culto a su personalidad que lo describía como el más grande e infalible de los alemanes. En 1923 el Partido Nazi ya tenía 56.000 afiliados y una milicia de 15.000 hombres organizada en tropas de asalto.

En noviembre de 1923 intentó apoderarse del gobierno bávaro en Munich durante una revuelta armada denominada “el Putsch de la Cervecería”. El motín fracasó y Adolf Hitler fue condenado a cinco años de prisión, de la que fue liberado a los nueve meses. Durante su estadía en la cárcel escribió la primera parte de su libro Mein Kampf (Mi Lucha).

En 1925 restableció el Partido Nazi, cuyas filas continuaron engrosándose, especialmente hacia fines de la década, debido a los efectos de la Gran Depresión. Adolf Hitler y su partido eran percibidos como dinámicos y juveniles. En las elecciones nacionales de 1932, el Partido Nazi obtuvo 230 escaños sobre un total de 599, o sea el 37,3% de los votos – transformándose en el partido político más numeroso del Reichstag (parlamento alemán). El 30 de enero de 1933, como resultado de acuerdos secretos, Adolf Hitler fue designado Primer Ministro de Alemania. A pesar de que su partido no tenía una mayoría absoluta en el gobierno, fue concentrando en sus manos un poder cada vez mayor. El 27 de febrero, aparentemente organizó el incendio del edificio del parlamento y lo utilizó como excusa para destruir a sus opositores políticos en el gobierno. Menos de una semana después logró aprobar una ley que anulaba la democracia alemana y le otorgaba poderes absolutos. Cuando murió el presidente Paul von Hindenburg el 2 de agosto de 1934, Adolf Hitler asumió su cargo.

Desde su visión racista del mundo, procuró revitalizar a Alemania. Entre sus principales objetivos estaban el fortalecimiento del ejército y la promulgación de medidas antijudías. El 1o de abril de 1933 se llevó a cabo un boicot antijudío en toda Alemania y el 7 de abril se aprobó una ley que permitía despedir a los judíos de sus puestos en la administración pública. En septiembre de 1935 fueron promulgadas las Leyes de Nuremberg, y de allí en más los nazis introdujeron una serie de disposiciones que excluían a los judíos de todos los ámbitos de la vida alemana. Entre tanto, habían comenzado a establecer campos de concentración donde encarcelaban a sus opositores políticos e ideológicos.

En marzo de 1938 Alemania anexó Austria (Anschluss), lo que agregaba casi 200.000 judíos a su dominio. Meses después, la Conferencia de Munich le entregó la región de los Sudetes en Checoslovaquia, y en marzo de 1939 ocupó el resto del territorio checo y estableció un régimen títere en Eslovaquia. El 1o de septiembre de ese mismo año el ejército nazi invadió Polonia, lo que provocó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de una sorprendente sucesión de victorias militares que incrementaron significativamente el prestigio de Adolf Hitler. Los alemanes comenzaron inmediatamente a perseguir a los judíos polacos. En la primavera de 1940, los ejércitos nazis ocuparon la mayor parte de Europa occidental, en una campaña fulminante seguida, un año después, por la conquista de la península balcánica. El exterminio sistemático masivo de judíos, conocido eufemísticamente como la “Solución Final”, comenzó en junio de 1941, después de que Alemania atacó a su anterior aliado, la Unión Soviética, y comenzó a conquistar grandes extensiones de su territorio.

Adolf Hitler veía en los judíos enemigos ideológicos y un peligro para la raza “aria”, para Alemania y para el mundo en general. También los percibía como los principales responsables de la democracia, el liberalismo y el socialismo –ideologías diametralmente opuestas a sus propias convicciones. Por ello, como Führer (líder) de Alemania se concentró en destruir a los judíos y proyectó establecer en Europa y en el mundo el dominio alemán basado en los principios raciales nazis.

Las primeras masacres de judíos en la Unión Soviética fueron perpetradas por los Einsatzgruppen, unidades regulares del ejército, diversos cuerpos policiales y colaboracionistas locales. Al poco tiempo, Adolf Hitler resolvió extender los asesinatos masivos de judíos a toda Europa. Su régimen estableció campos de exterminio donde millones de judíos fueron aniquilados. Pero hacia fines de 1942 la suerte de Adolf Hitler comenzó a cambiar. El ejército soviético empezó a ganar las batallas en el frente oriental, y en 1943 y 1944 los Aliados (Estados Unidos se había incorporado a la guerra en diciembre de 1941) estaban derrotando a los alemanes en los frentes del sur y el oeste. Adolf Hitler culpaba a otros por sus fracasos y en 1944 un grupo de sus generales intentó asesinarlo, sin éxito. Mientras Alemania perdía más y más batallas y la derrota militar se hacía cada vez más inevitable, Adolf Hitler continuaba con la “Solución Final”. El 2 de abril de 1945 todavía se vanagloriaba de estar logrando el exterminio del judaísmo europeo. Menos de un mes después, el 30 de abril de 1945, se suicidó junto con su esposa Eva Braun en su búnker de Berlín.
Antisemitismo - El odio a lo judíos

El antisemitismo es un fenómeno enraizado en la cultura europea desde hace muchos siglos. La imagen del judío como asesino de Cristo (el crimen de deicidio) y el hecho de que la gran mayoría de los judíos se negó rotundamente a convertirse, provocaron la sospecha y el odio . En los países cristianos los judíos sufrieron humillaciones y expulsiones, fueron obligados a usar distintivos especiales sobre sus vestimentas y a vivir en guetos. Fueron señalados como hijos del diablo y acusados de asesinar a niños como parte de sus rituales religiosos. Sin embargo la Iglesia prohibió que se les niegue el sustento y el cumplimiento de los ritos de su religión e impidió su total exterminio.

En la era moderna el antisemitismo destacó los aspectos sociales, económicos y políticos de la existencia de los judíos. El antisemitismo moderno otorgó al odio antijudío tradicional nuevas características y dinamismo, por medio de las teorías raciales desarrolladas desde mediados del siglo XIX y popularizadas en los países europeos.

El término "antisemitismo", que señala a los judíos como miembros de un grupo racial único, y no como personas que denotan una fe determinada o pertenecen a una nación diferente, fue introducido por primera vez en el discurso público en Alemania en los años setenta del siglo XIX.

Recién en la década del treinta del siglo veinte, con el fortalecimiento de la ideología nacionalsocialista y el ascenso de Adolf Hitler al poder en Alemania, el antisemitismo racial se convirtió en instrumento de un partido de masas y consecuentemente en la política oficial de un estado, el Tercer Reich.

La esencia judía se concretizaría según los antisemitas modernos en sus características biológicas. En el pasado el judío había tenido la posibilidad de escapar a las persecuciones por medio de la asimilación, o la renuncia a las costumbres de su tradición, o la conversión, adquiriendo de ese modo el derecho a la admisión a la sociedad europea. La concepción racial anuló esta posibilidad. Acorde a ésta el pueblo alemán sería la rama más pura y excelsa de la raza ario - nórdica, y los judíos por su parte una sub-raza, dedicada constantemente a subvertir el orden social establecido y a destituir a la raza superior de su posición de liderazgo.

La derrota de la raza aria y la victoria del judaísmo significarían la decadencia del mundo occidental y el ocaso del género humano.

La consolidacion del poder nazi

Leyenda en una tienda de judíos alemanes:
"Defiéndanse, no compren en lo de judíos".
> Pulse para ver más fotos La toma del poder por los nazis en Alemania
La toma del poder por Hitler y los nazis fue facilitada por circunstancias políticas y sociales que se desarrollaron en Alemania entre las dos guerras mundiales. Muchos alemanes fueron incapaces de admitir la derrota de su país en la Primera Guerra Mundial. Según éstos los judíos tuvieron un papel fundamental en la derrota. Alegaron que un puñal clavado en la espalda de las tropas y la debilidad de la retaguardia civil paralizaron a los ejércitos en el frente y provocaron su colapso.

La gran mayoría de los alemanes se oponía a las condiciones impuestas por el Tratado de Versailles y para muchos de ellos la democracia era un régimen que no se ajustaba a las tradiciones y el carácter del pueblo alemán. Los términos del tratado de paz y la obligación del pago de indemnizaciones astronómicas a los vencedores eran considerados como un acto de venganza y una injusticia sin límites.

La sensación de frustración frente a la realidad impuesta por las potencias occidentales y el temor de una posible revolución comunista en Alemania prepararon el terreno sobre el que se desarrollaron y florecieron grupos radicales de derecha. El partido nazi fue uno de esos grupos. La inestabilidad económica de posguerra también dio impulso al descontento y la búsqueda de soluciones extremas.

En 1925 se notó un cambio positivo en el estado de ánimo colectivo como consecuencia de mejorías en la situación económica - que resultaron ser temporarias-, y un clima político más calmo y prometedor. Pero la crisis económica que estalló a fines de 1929 hizo subir el descontento, la inseguridad y la desorientación a grados desconocidos hasta entonces.

En 1919 se sumó a una pequeña agrupación nacionalista, anticomunista y antisemita en Munich Adolf Hitler, un soldado desmovilizado que había sido herido durante la guerra. En poco tiempo se convirtió en el líder de la organización a la que dio el nombre de Partido Nacional Socialista, redactando asimismo su plataforma racista y antisemita. En 1923 intentó hacerse del poder en Baviera por medio de un golpe de estado que fracasó. Fue juzgado y condenado a prisión pero liberado al poco tiempo. Después de su liberación se dedicó a reorganizar el partido. En los meses de encarcelamiento escribió su libro Mein Kampf [Mi Lucha], en el cual desarrolló sus ideas respecto a las teorías raciales y la conquista del mundo por parte de Alemania liderada por los nazis.

Después del fracaso de su intento golpista Hitler llegó a la conclusión de que la mejor forma de llegar al gobierno era utlizar los medios legítimos que ponía a su disposición la democracia representativa. Al mismo tiempo él y sus acólitos nunca ocultaron que para ellos la democracia era sólo un medio para acceder al poder.

En las elecciones al parlamento alemán [Reichstag] de 1924 el partido nazi consiguió el 3% de los votos y su representación consistió de 14 diputados. En 1928 la representación se redujo a sólo 12 escaños. El punto de inflexión se produjo en las elecciones de 1930, las primeras realizadas después del estallido de la crisis mundial. Los nazis sorprendieron al recibir el 18.3% de los sufragios que significaban 107 diputados en el Parlamento. En julio de 1932 los nazis se convirtieron en la facción mayoritaria con 230 representantes.

Su ascenso al poder el 30 de enero de 1933 - cuando el presidente Hindenburg confirió a Hitler el cargo de Canciller [primer ministro] de Alemania - se produjo por métodos democráticos.

El comienzo de las persecuciones antijudías en la Alemania nazi
En los años treinta del siglo veinte había en Alemania alrededor de medio millón de judíos, aproximadamente el 0.8% de la población. La mayoría se consideraban patriotas alemanes, vinculados al modo de vida del país a través de la lengua y la cultura. Muchos se destacaban en las ciencias, la literatura y las artes y eran empresarios exitosos en distintos ramos de las actividades económicas y financieras. Antes de 1933 hombres de letras y ciéntificos de orígen judío recibieron el 24% de los Premios Nobel otorgados a alemanes. No obstante debido a los matrimonios mixtos, a un crecimiento vegetativo sumamente bajo y a las conversiones, había quienes opinaban que los judíos desaparecerían de Alemania en un breve lapso de tiempo. Resulta paradójico que justamente en Alemania, y en el seno del pueblo alemán al que anhelaban asimilarse, se hayan implementado los principios de la ideología nazi.

Con la llegada de los nazis al poder la política antijudía se manifestó de dos formas paralelas: por una parte medidas de corte legal destinadas a eliminar a los judíos de la sociedad, privarlos de sus derechos civiles y llevarlos a la ruina económica; y simultáneamente campañas calumniosas, provocaciones y violencia en cada ámbito de la vida dirigidas a forzarlos a abandonar Alemania.

El 9 de marzo de 1933, pocas semanas después de la asunción de Hitler al poder, comenzaron a lo largo y ancho de Alemania ultrajes organizados contra los judíos. Unas dos semanas más tarde comenzó a funcionar el campo de concentración de Dachau, en las cercanías de Munich. En éste fueron encerrados, comunistas, socialistas y liberales alemanes, y todo aquel considerado un enemigo del régimen. Dachau se convirtió en el modelo a partir del cual fue diseñado el sistema nazi de campos de concentración. En unos pocos meses la democracia fue liquidada y Alemania se convirtió en un Estado policíaco centralizado y unipartidario.

En abril de 1933 comenzó una nueva etapa en la política antijudía del régimen nazi, que consistía en la anulación de la igualdad jurídica y civil de los judíos, acompañada de la desposesión económica, el aislamiento social y el aceleramiento del proceso de abandono del país. Las protestas que despertaron estas medidas en el mundo fueron interpretadas por los nazis como una provocación orquestada por los judíos, y cuya respuesta fue la proclamación de un boicot económico contra éstos en Alemania. El boicot duró sólo un día, el 1º. de abril de 1933, y fue precedido por una intensiva campaña de propaganda. Durante el mismo negocios y empresas judíos fueron rodeados por piquetes de guardia de miembros de la S.A. que impedían la entrada de clientes. Vale destacar que no pocos alemanes no se dejaron amedentrar y realizaron sus compras en establecimientos judíos.

El 7 de abril de 1933 fue decretada la Ley de Restablecimiento del Servicio Civil Profesional. Ésta estaba destinada a purgar la burocracia estatal de judíos y de supuestos enemigos del régimen. Fue ésta la primera ley de contenido racista de Alemania, y tenía como meta aislar a los judíos y quitarlos del entorno social. Miles de judíos fueron despedidos de cargos públicos en el sistema judicial, educativo, de salud, etc., y se les prohibió servir en las fuerzas armadas alemanas.

Durante 1933 también se realizaron actos públicos de quema de libros, llevados a cabo generalmente por estudiantes universitarios, suceso sin precedentes en la Europa del siglo veinte. Millares de libros fueron quemados por el mero hecho que sus autores eran judíos, como parte de la campaña de expulsar a los judíos de la vida cultural de Alemania, en la cual su presencia era destacada, ya sea en la literatura, el periodismo, el teatro y la música.

Alemania se convierte en un Estado racista
En setiembre de 1935 fueron promulgadas por el Reichstag las Leyes de Nuremberg. Como consecuencia los judíos se convirtieron en ciudadanos de segunda clase. Una variedad de decretos fue dictada para complementar estas leyes y prepararon el terreno para las persecuciones que se volvieron cada vez más cruentas.

En el seno de amplios sectores del público judío persistía la ilusión de que los nazis no se atreverían a expulsarlos totalmente debido a la contribución positiva que hacían al comercio y la industria de Alemania. Los nazis por su parte tuvieron cuidado durante un tiempo de no liquidar empresas judías, especialmente aquellas que tenían relaciones comerciales con otros países.

Mientras tanto los judíos fueron expulsados de las universidades, rechazados por las editorales y sin ningún periódico que estuviera dispuesto a publicar sus escritos. En el proceso de nazificación de la literatura, el arte y la ciencia tuvieron un lugar destacado artistas y científicos famosos. Médicos y hombres de ciencia contribuyeron a cimentar las teorías raciales.

La persecución de los ‘enemigos’
Gertrud Poetzinger de la secta ‘Testigos de Jehová’ sosteniendo un niño en el campo de concentración de Oranienburg, Alemania.
> Pulse para ver más fotos Los gitanos - Los gitanos eran considerados por los nazis como un elemento asocial que debía ser extirpado del seno de la nación alemana. En especial fueron perseguidos los gitanos nómadas y su suerte fue similar a la de los judíos. De los 44.000 gitanos que vivían en el Reich, miles fueron enviados a campos de concentración después del comienzo de la guerra. Otros fueron internados en campos de tránsito y de allí deportados a guetos y campos de exterminio. Entre 90.000 y 150.000 gitanos europeos fueron asesinados por los nazis.
Los homosexuales - La homosexualidad era ilegal en Alemania desde antes de la llegada de los nazis al poder. Estos la consideraban una aberración que contradecía el principio de la expansión de la raza aria en el marco de una vida familiar normal. Cerca de 15.000 homosexuales fueron internados en campos de concentración, y varios miles perecieron por los maltratos y las duras condiciones que imperaban en aquellos.

Inválidos - Entre 200.000 y 350.000 discapacitados, enfermos crónicos y mentales, ancianos, autistas y otros, fueron esterilizados por la fuerza hasta 1939. Desde 1939 comenzó, en el marco de un programa denominado Eutanasia, el exterminio sistemático de esos grupos. Apodado en código T4, el plan estaba destinado a preservar la pureza de la raza aria eliminando a todos aquellos que denotaban defectos raciales, para crear de ese modo una comunidad nacional (volksgemeinschaft) ideal. Las víctimas eran asesinadas con gases o inyecciones letales o morían de inanición. De ese modo fueron eliminadas entre 200.000 y 275.000 personas.

La Iglesia Católica - A partir de 1933 fueron arrestados miles de miembros del Partido del Centro y sacerdotes católicos e instituciones educativas y eclesiásticas fueron clausuradas, de acuerdo con la política totalitaria del régimen de no permitir ningún tipo de autoridad que pudiera competir con la de los nazis. Esto ocurrió en total contradicción con el Concordato firmado entre el Vaticano y el gobierno de Hitler.

Durante la guerra organizaciones católicas fueron perseguidas y miles de sacerdotes encarcelados y asesinados en los territorios conquistados por los nazis.

Otro grupo perseguido cruelmente por los nazis fueron los Testigos de Jehová, que creían que en el fin de los días serían juzgados aquellos que no compartían sus creencias, se oponían al servicio militar y adoptaron una actitud inequívoca contra el régimen. Muchos de los miembros de la secta fueron arrestados y encerrados en campos de concentración.


1938: El año crucial

Baden Baden, Alemania. Detención de judíos por las SS en la “Noche de los cristales rotos”
> Pulse para ver más fotosLos sucesos de 1938, año que recibió el apodo de "crucial" en un documento alemán, presagiaron una etapa extrema en la política antijudía del régimen nazi. Este año fue testigo de una intensificación de la política expansionista de Alemania y del aceleramiento de los preparativos bélicos.

El 5 de octubre de 1938 se canceló la vigencia de los pasaportes de judíos, y se agregó la letra J [por Jude, judío] en los pasaportes de salida que se expedía a los que emigraban.

Otra ley de 1938 obligaba a hombres y mujeres judíos agregar los nombres “Israel” y “Sara” a los propios, en caso de no poseer un típico nombre judío de acuerdo a una lista confeccionada por funcionarios estatales. De esa forma los judíos podían ser fácilmente identificados por medio de sus nombres.

El 27 de octubre de 1938 comenzó la primera operación de expulsión masiva de judíos del territorio del Reich. La operación, que estuvo dirigida contra judíos de nacionalidad polaca, se realizó con métodos violentos y crueles y sin contemplaciones, así se tratase de ancianos, enfermos o niños. La deportación se realizó en dirección a la frontera polaca y recibió el apodo de la “expulsión a Zbązsyń”, por la población polaca a la cual llegaron en trenes sellados gran parte de los refugiados. Estos sucesos tuvieron una relación directa con el pogromo ejecutado entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, conocido como la Kristallnacht o “Noche de los cristales rotos”. Oficialmente los desmanes antijudíos fueron presentados como una represalia al asesinato de un diplomático alemán en París, Ernst vom Rath, a manos de un joven judío de nombre Herschel Grynszpan, que de esa forma quiso protestar por los maltratos sufridos por su familia y otros judíos durante la expulsión y por las condiciones en que se encontraban. Si bien la propaganda argumentó que los ataques fueron fueron espontáneos, no tuvieron nada de ello. La señal para el inicio fue dada por el ministro de propaganda, Joseph Goebbels y ejecutadas por los organismos nazis. Durante los ataques fueron asesinados 91 judíos, más de 1400 sinagogas fueron incendiadas y centenares de tiendas y negocios pertenecientes a judíos destruidos por los pogromistas. Cerca de 30.000 judíos fueron recluidos en campos de concentración y la comunidad judía fue obligada a pagar una indemnización de mil millones de marcos.

La emigración de Alemania
Desde el comienzo de 1938 aumentó considerablemente la emigración de judíos de Alemania, a pesar de las dificultades que las autoridades ponían a los emigrantes potenciales. La venta forzada de bienes de judíos a alemanes - proceso que recibió el apodo de “arianización”, se hizo cada vez más agresiva. De los aproximadamente medio millón de judíos que habitaban en Alemania, emigraron cerca de 300.000. Organizaciones judías internacionales, asociaciones judías alemanas y el movimiento sionista participaron en la organización de la emigración. Ésta se vio dificultada por las trabas administrativas que ponían los países de destino de los emigrantes, lo que incidió en el número de personas que pudieron abandonar Alemania.

El presidente norteamericano F. D. Roosevelt, en un intento de aportar soluciones al problema de los refugiados judíos, convocó a una conferencia internacional que se llevó a cabo en la ciudad de Evián en Francia. En julio de 1938 se reunieron en esa ciudad situada a la orillas del lago de Ginebra los representantes de 32 países. Todos los participantes declararon su indignación y condena por la situación en que se encontraban los refugiados, pero uno tras otro expresaron la imposibilidad de sus países de recibirlos. El representante de Australia incluso declaró que "en la situación actual Australia no puede hacer mucho más... siendo que en nuestro país no existe un problema racial real, no queremos importarlo."El gobierno de Gran Bretaña por su parte impidió la inmigración a la Tierra de Israel. Después de la "noche de los cristales rotos" aumentó más aún la presión de los judíos para emigrar y la desesperación los llevó a cualquier lugar posible, incluso a Shanghai en la China. Pero justamente en ese momento angustiante las puertas de la mayoría de los países del mundo permanecieron




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